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- 01/10/2016 02:02
Sobre la personalidad y el comportamiento humano
La naturaleza de la personalidad y del comportamiento humano ha sido objeto de atenta consideración por parte de filósofos, pedagogos y psicólogos desde los tiempos clásicos. El tema se ha enfocado desde distintos ángulos, razón que particularmente explica la existencia de distintas teorías sobre la personalidad y el temperamento.
Según el psicólogo Spranger, existen seis ‘tipos ideales de personalidad ', de acuerdo con los valores espirituales dominantes. He aquí algunos de los rasgos distintivos de cada uno de los seis ‘tipos ' de hombres:
1. Hombre teórico. En este individuo predomina el valor intelectual y su vida se rige por la ley de la objetividad. Se interesa primordialmente en el descubrimiento de la verdad. Frecuentemente es científico y filósofo, caracterizándose por la actitud empírica, crítica y racional. La búsqueda y sistematización del conocimiento constituye su preocupación básica.
2. Hombre económico. El hombre económico se interesa sobremanera en lo que es útil. Lo atraen poderosamente los asuntos prácticos del mundo comercial, tales como la producción, el consumo, el mercado y la acumulación de la riqueza. La ley de utilidad rige su vida.
3. Hombre estético. Este individuo juzga las experiencias desde el punto de vista de lo estético. La ley de la forma y la simetría domina en su vida, constituyendo lo artístico de la vida su preocupación principal.
4. Hombre político. Impera en este caso la ley del predominio y del poderío. Las actividades del individuo no se limitan al campo de la política, sino que se extienden a todas aquellas áreas en donde existen posiciones de ascendencia y supremacía. Gusta de la competencia y la lucha, aspirando a ganar, en todo lo posible, renombre e influencia.
5. Hombre social. El valor fundamental de este individuo es el amor a la gente, tanto en la relación conyugal y filial como en la amistosa y filantrópica. Sus semejantes constituyen fines para él y por ello su conducta es bondadosa, altruista y simpática.
6. Hombre religioso. El valor principal de esta persona es la unidad. Su actitud mística la hace esforzarse por comprender el universo como un todo. Trata de relacionarse con el cosmos mediante la meditación y la negación de sí mismo. Las experiencias místicas y ascéticas son fenómenos observables en los individuos en quienes predomina este valor.
No debe entenderse que Spranger crea que la humanidad puede dividirse en seis categorías de personas. Spranger señala que sus categorías son más bien concepciones ideales de la personalidad. Se ha comprobado que los seis valores existen en cada personalidad, generalmente en diversos grados de prominencia. La mayoría de la humanidad no puede catalogarse en ninguno de estos ‘tipos ', que son casos extremos.
El desarrollo de la personalidad es un proceso continuo que se extiende desde el nacimiento hasta la muerte. En tal desenvolvimiento, cada etapa sucesiva emerge gradualmente de las etapas anteriores. La personalidad de un individuo en un momento dado de su vida es el producto de todas las experiencias significativas de su pasado.
Al definir la personalidad, insistimos en el hecho de que es en gran parte resultado de los esfuerzos del individuo por ajustarse a su medio. Toda la vida humana es un incesante proceso de ajuste. La personalidad es valiosísima como un medio para sobrevivir. Los ajustes humanos duran toda la vida. No cesamos nunca de desarrollar nuestra personalidad.
La influencia de la herencia y el ambiente en el desarrollo humano ha provocado frecuentes controversias, especialmente debido a las posiciones extremadas que se han adoptado. El punto de vista más recomendable es el de no adscribir ningún rasgo de la personalidad de manera absoluta y final ni a la herencia ni al ambiente, ya que ambos factores participan en el desarrollo de todas las características del hombre. Según Allport, una ecuación representativa del desarrollo de la personalidad puede ser ‘Personalidad es igual a herencia multiplicada por ambiente '.
Los dos factores causales no pueden sumarse, existiendo entre ambos una relación íntima. Sin uno de ellos se reduce a cero, la personalidad deja de existir. Ninguna capacidad hereditaria puede manifestarse y desarrollarse sin el concurso del ambiente.
*MAESTRO DE CIUDADANOS.