• 19/08/2013 02:00

Ideas para trascender

En algún momento pregunté: ¿qué es necesario para que nuestra conducta electorera se trasforme en un ejercicio constructivo de ideas e i...

En algún momento pregunté: ¿qué es necesario para que nuestra conducta electorera se trasforme en un ejercicio constructivo de ideas e intercambio de opiniones que resulten en programas políticos, sociales y culturales para el beneficio de las masas? Cada cierto tiempo, de ahora hasta las próximas elecciones, repetiré mis ‘propuesta descabelladas’ que publiqué anteriormente.

En resumidas cuentas propongo que: 1- ‘Los partidos políticos donen lo que gastarán en propaganda y publicidad política (en ‘salves, toallas o jamones’, gorras, afiches y pancartas, etc.), para equipar escuelas o centros de salud en las regiones rurales y en las áreas más necesitadas...’; 2- ‘Descarten para este periodo la actividad político-electorera habitual y que los partidos y líderes políticos acuerden llevar sus propuestas y mensajes a la ciudadanía mediante actos y actividades culturales...’; 3- ‘Que los partidos políticos se tomen el tiempo y muestren interés en educar, tanto política como intelectualmente, a todos sus candidatos a puesto de elección’; y 4- ‘Que los medios no alimenten la actividad politiquera y se pronuncien sobre el proceso únicamente cuando los planteamientos sean serios, contengan propuestas viables que redunden en beneficio de la colectividad. Que no promuevan la descalificación caprichosa y fácil de un adversario sobre otro’.

Pero más importante aún, propuse que eligiéramos humanistas en esta vuelta electoral por su particular visión sobre las posibilidades del universo. Sobre el aporte que la humanidad puede hacer para sobrevivir las faltas y debilidades de su propia creación.

De lo que va de campaña ninguna de las partes, a mi juicio, nos ha ilustrado sobre qué hará para garantizar el desarrollo continuo de la Nación, por lo menos para los próximos 15 años. Un desarrollo tan claramente amenazado por las fallas en los renglones más importantes: seguridad, educación y salud. Han pasado algunas primarias de partidos políticos y no se ha dado una discusión trascendental sobre los temas que más aquejan a la población; mucho menos se ha podido discutir, a fondo y en serio, sobre las amenazas al porvenir de la Nación. Evidentes amenazas que han aflorado ante los ojos de todos.

En educación, el indiscutible descalabro del sistema formal. Para mí, la definición de educación no se restringe al aula de clases. Educación es un concepto más abarcador que comienza el primer día en que llegamos a este mundo y para toda la vida. Tiene que ver con las más elementales opciones del comportamiento humano y de su desenvolvimiento en sociedad.

El modelo de gestión política que nos gobierna dicta manifiestamente el tiempo que tiene cada grupo político que aspira a gobernarnos: cinco años. Desde la invasión, ninguno de los grupos ha repetido en la administración de la Nación por medio de la reelección partidaria. Entonces claro está, que lo lógico y lo prudente sería diseñar programas de gobierno que permitan el cumplimiento de las promesas hechas a la población dentro de ese tiempo establecido; al menos, que se logre definir —como tema de Estado— algunos asuntos prioritarios conjuntamente con los grupos de oposición y el resto de la población.

Físicamente, el país está cambiando; pero moral y culturalmente, está en retroceso. Invertir en infraestructura es fácil. Se hacen estudios, cálculos, planos y se construye. Los ejemplos alrededor del mundo sobre lo que el hombre puede hacer, en términos de construir cosas, son innumerables. Pero evidentemente en nuestro país estamos perdiendo la guerra en la construcción de una mejor sociedad. Una sociedad avanzada intelectualmente; una sociedad que trascienda los límites de su mezquindad y egoísmo actual.

Necesitamos buscar, como ya hemos señalado, un estado humano superior. Abraham Maslow lo llamó ‘trancendence’ (trascendencia - transcender), ‘en donde el individuo no solo se percata de su enorme potencial superior sino también el formidable potencial superior del conjunto humano’. ¿Será que podrán dejar a un lado el hambre por el dinero? ¿Lucrar del gobierno?

El liderazgo no se trata de decir quién es o no es el cambio; se trata de efectivamente tener la capacidad de cambiar algo. De influenciar decididamente a los seguidores. De elevarse por encima de las nimiedades que nos presenta la actual situación política-electoral. Lo contrario compromete significativamente el objetivo de construir una mejor sociedad.

Max Weber puntualizó que: ‘El político debe tener: amor apasionado por su causa; ética de su responsabilidad; mesura en sus actuaciones’. Y no me canso de decir que la primera causa que debe tener cada político, cada panameño, cada habitante de este país, es el bienestar y la construcción de u na mejor sociedad.

No creo que estemos encaminados hacia tan fatal conclusión: la destrucción social. Pero sí estoy seguro de que nos alejamos más cada día de las posibilidades reales de que nuestros líderes y políticos sean vistos por las nuevas generaciones como modelos a seguir por el simple hecho de habernos fallado con la verdad. Los que tienen algo que ocultar y los que han tomado esto como un juego para actuar con perspicacia para su beneficio propio. ‘Nada es más necesario que la verdad y, con relación a ella, todo lo demás no tiene más que un valor de segundo orden’, señaló Federico Nietzsche.

En el proceso han dañado y desvirtuado, quizás para siempre, la noble imagen del político visionario, entregado y comprometido con sus ideales de trabajar para una Patria más justa; de esos que ya solo se leen en los libros de Historia.

COMUNICADOR SOCIAL.

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