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- 29/12/2009 01:00
La construcción del futuro II
Si nadie ve un peligro en el camino que la nación lleva a inicios de este nuevo año 2009, yo sí lo veo. En siete días se han dado hechos significativos que ponen en perspectiva lo expresado en la entrega de la semana pasada.
Estamos lejos, muy lejos, de tener la plataforma social, cultural y mucho menos política para emprender la construcción de un futuro que enmarque un mejor sentido de vida para todos. e supone que todos los sectores involucrados en el quehacer político del país se afanan por trabajar en beneficio del bien común.
En estos últimos días ha quedado en duda el sentido de compromiso que muchos de ellos tienen con la sociedad; en vez, se ha marcado en la conciencia nacional su preocupación por su supervivencia política y cada vez más queda en evidencia lo vano de su compromiso con la sociedad.
El caso del partido Molirena es claro y el asunto de los negociados de los diputados o sus suplentes y los autos de lujo es más claro aún. Hace exactamente un mes escribí en este espacio que: “El proceso político actual no parece encaminado a ofrecernos un período alentador como ha sucedido con Obama. Muchos de nuestros actores políticos no muestran capacidad de trascender a un nivel mucho más comprometedor con el futuro. La conducta del matraqueo y los espacios políticos no muere”.
Es evidente que no hemos aprendido nada y muchos de nuestros políticos y líderes en varios círculos del quehacer nacional no quieren trascender tampoco.
Cada cinco años, desde la invasión de 1989, se ha presentado como una nueva oportunidad las posibilidades de convertir este país en un lugar en donde los más necesitados tengan los elementos básicos para llevar adelante una vida digna.
Cada cinco años, desde aquella violación a nuestra soberanía nacional, hemos tenido la oportunidad de elegir a un grupo de ciudadanos para que trabaje afanosamente en el establecimiento de un proceso educativo que nos ayude a elevar el nivel educacional del país, para que la mayoría pueda contribuir a la construcción de una mejor sociedad.
Cuatro veces en los últimos 19 años, viviendo en democracia desde 1989, hemos tenido la oportunidad de elegir la mejor propuesta electoral que tenga a bien promover la cultura y el desarrollo de las artes y las expresiones artísticas, para que las generaciones que han crecido en este período conozcan la riqueza cultural de todas nuestras etnias y de todos los grupos humanos que habitamos este pedazo de tierra.
Sin embargo, la discusión cotidiana nacional gira en torno a lo político electorero y ese ruido es tan intenso que no hay espacio en el ambiente para iniciar una conversación puntual y decidida de cómo vamos a elevar la conducta actual para ser mejor ejemplo para la generación presente.
¿Qué es necesario para que nuestra conducta electorera se transforme en un ejercicio constructivo de ideas e intercambio de opiniones que resulten en programas políticos, sociales y culturales claramente para el beneficio de las masas?
Es más importante el futuro de nuestros hijos que el espacio momentáneo que alcancemos como individuos y grupos.
-El autor es comunicador social. ernestoholder@gmail.com