• 17/05/2012 02:00

Jorge Illueca: defensor de la soberanía nacional, diplomático sin dobleces

La historia de los individuos y de las sociedades transcurre entre los que asumen caminos empedrados de compromisos nobles y constructiv...

La historia de los individuos y de las sociedades transcurre entre los que asumen caminos empedrados de compromisos nobles y constructivos en beneficio de los intereses nacionales y aquéllos que, en contravía, transitan rumbos guiados por mentes y aspiraciones no siempre generosas con la Patria y la soberanía nacional.

El patriota Jorge Illueca Sibauste estaba hecho de madera sana, fuerte, de raíces profundas en el alma panameña, por cuyas venas, Panamá recorría con serenidad y dignidad su destino luminoso enfrentado por décadas, a los intentos imperiales de Estados Unidos de América de apoderarse de su cintura estratégica.

Fue precisamente esa pasión madurada con los años, la que motivó e inspiró la heroica decisión del expresidente Jorge Illueca de ordenar el cierre definitivo de la Escuela de las Américas; o ‘Escuela de bribones’, como la llamara mi amigo Gregorio Selser —periodista y escritor argentino. Ubicada en el antiguo Fuerte Gulick, dicha escuela, otrora pieza del andamiaje militar estadounidense que se instaló y perduró de manera unilateral y arbitraria en nuestro país, por más de cuatro décadas, se constituyó en una afrenta ignominiosa para la independencia nacional.

Este episodio en las relaciones entre Panamá y EE.UU., sin duda, marcó una impronta que desencadenó una serie de acontecimientos de difícil manejo para los norteamericanos, dados los desafíos que en ese momento enfrentaban los neoconservadores y sus aliados centroamericanos, como consecuencia de la insurgencia salvadoreña, principalmente.

Para Panamá el cierre de la Escuela de las Américas completó una etapa en el diseño del ‘Mapa espiritual de la República’, como lo señalara Jorge Illueca Sibauste, el pensador nacionalista.

La memorable actuación de Jorge Illueca Sibauste como ministro de Relaciones Exteriores de Panamá, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en abril y mayo de 1982, en defensa de los derechos soberanos de Argentina sobre las Islas Malvinas, puso nuevamente en evidencia su temple de estadista en favor de la dignidad e integración latinoamericana y caribeña; inspirado en el ideario del Libertador Simón Bolívar. Desde esta perspectiva, el Doctor Jorge Illueca Sibauste, siempre tuvo presente la pertenencia del país a Nuestra América, conforme la visión del ilustre panameño Justo Arosemena y del cubano José Martí.

Fueron innumerables los aportes del expresidente Illueca Sibauste a la Comisión de Derecho Internacional de la ONU, en cuyos debates demostró talento y lucidez admirables, como han señalado algunos de sus contemporáneos; lecciones importantes que ciertamente serán materia de consultas y estudio de las relaciones internacionales en las universidades. En este sentido, fue maestro de generaciones de diplomáticos panameños, que asumieron la difícil y delicada tarea de promover y defender los intereses del país, en todos los foros y momentos en que ha sido necesario reivindicar la soberanía nacional y la personalidad internacional de la República.

El pensamiento y la acción nacional e internacional del Dr. Jorge Illueca Sibauste, deberán ser referentes obligados en el diseño y definición de la políticas exterior panameña; asimismo, en lo pertinente a la cultura del diálogo y negociación respecto de los temas y problemas que afectan el devenir istmeño.

Cuando levantemos el inventario histórico-político de Jorge Illueca Sibauste, concluiremos que su espíritu terco, su condición de hombre democrático contrario a la usurpación; crítico vehemente, cuestionador incansable de la deshonra antinacional, nos defendió de las nuevas codicias que se ciernen sobre el país y sus recursos. Él ya alcanzó su lugar en la memoria de la Patria, y estará vigilante de nuestras actuaciones, junto a otros patriotas idos como Aquilino Boyd, Juan Antonio Tack y Jorge Turner Morales, de nuestras actuaciones de modo que no juguemos con nuestro futuro ni hipotequemos la soberanía nacional.

Un aplauso para el patriota al que ahora le toca estar ceñudo y avizor en el Cerro Ancón de Amelia Denis De Icaza.

DOCENTE E INVESTIGADOR UNIVERSITARIO.

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