• 18/11/2025 00:00

¿Cómo se recordará a Juan Carlos Varela?

En uno de sus libros, el periodista argentino Andrés Oppenheimer hizo un recuento muy gráfico de cada uno de los presidentes de la época. A nuestro mandatario, Guillermo Endara Galimany, le dedicó un capítulo que tenía como título “El Presidente Enamorado”. Recordemos que en el primer año del gobierno de Cuchungo Endara, tras enviudar el año anterior, contrajo matrimonio con una bella muchacha, mucho más joven que él. Relataba Oppenheimer que, por ese particular estado sentimental del presidente, llegaba a su oficina a despachar a las 11 de la mañana y que temprano se retiraba por los compromisos adquiridos, según se comentaba, con su Nintendo.

No sé cuál sería el nombre que el amigo Oppenheimer dedicaría al capítulo que describiría al expresidente Juan Carlos Varela, tras la publicación del libro de su colega periodista Demetrio Olaciregui, “VARELEAKS Desclasificando a un expresidente”. Allí se resumen textualmente esas conversaciones, que describe los mensajes de Whatsapp del celular del mandatario de diciembre de 2016 a octubre de 2018 que, impresos sumaban más de 8 mil páginas. Si en todo lo que escribió el presidente en escasos 665 días, el 30 % de su mandato, ha causado tanta vergüenza e indignación ciudadana, se imaginan si se hubiese dispuesto del 100 % de los mensajes de todo su mandato lo que allí encontraríamos.

Varela acusó a Martinelli de haberle extraído sus mensajes con los aparatos israelíes Pegassus que nunca se encontraron, pero lo que allí está escrito tiene todos los visos de realidad de un gobernante que tenía la manía de pasarte buena parte del día enviando mensajes a sus subordinados, amigos, amigas y socios. Dicen, y jamás le pondrá constar a nadie, que el contenido de ese celular tuvo como precio un millón de dólares. Que en un sobre marrón, que no indicaba que contenía, le llegó sin nombre del remitente al director de un diario local. Al abrirlo casi se quema las manos por la papa caliente que contenía.

Lo encontrado allí es de terror y confirma el por qué los panameños cada vez creen menos en que la democracia podrá resolverles sus problemas. Que la misma, en lugar de favorecer a la población, solo beneficia a los amigos y socios de quien llegue a la Presidencia de la República. Si yo fuera presidente del Tribunal Electoral tendría ese libro para explicarle a la clase política todo lo que no debe hacer ningún gobernante cuando asume la primera magistratura del país. En los miles de mensajes, de los cuales Olaciregui resume el 60 % de estos en 368 páginas, Varela revela, entre otras cosas:

1. Que se benefició económicamente cuando ejerció como presidente.

2. Que estaba pendiente de los negocios y cuentas por cobrar con el Estado de sus amigos o los que, por favorecerlos, quería sumar como tales. Se aprecia que una estación del metro se estableció en una parada no programada porque se lo había pedido un empresario que construiría un centro comercial (mall) en ese sitio.

3. Que poco importaba si tenía que violarse una ley o un procedimiento para que las cosas salieran bien para sus amigos. Él era el presidente y le gustaba mostrarle a todos que “él mandaba” sobre todas las cosas.

4. Que apadrinaba a ministros de Estado en ilegalidades como aquel ministro que le confesó que había permitido un porcentaje mayor de trabajadores extranjeros de lo permitido en el Código de Trabajo para facilitar a la minera esa ilegal contratación.

5. Que mantenía estrecha relación con la Suntracs para que le sirvieran de tropa de choque en algunos asuntos beneficioso a su gobierno.

6. Que utilizaba todo lo que tuviera a su alcance para perseguir judicialmente a sus opositores manteniendo una estrecha relación con la Procuradora General de la Nación, como si esa entidad fuera un ministerio.

7. Que llegó a perseguir a un panameño que en un partido en el Mundial de Fútbol de Rusia se atrevió a gritarle “Tortugón”, obligándolo a pedirle perdón bajo amenazas de llamar a su patrono para que lo despidiera.

8. Que encubría a los jefes policiales, investigados por varios delitos por la Procuraduría, impidiendo su encausamiento.

En ese libro, del cual solo he dado pinceladas, debe de ser lectura obligatoria de todo panameño para que conozca todo el poder que ejerce un presidente, muchas veces, como Juan Carlos Varela, en perjuicio de los mejores intereses personales y para beneficiarse él, sus amigos y copartidarios.

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