Libertad de expresión?

Conozco al Dr. Leopoldo Santamaría desde hace más de 35 años.

Hemos luchado en gestas patrióticas, cívicas y gremiales. Me une a él no sólo una amistad personal, de esas que perduran en el tiempo, sino grandes coincidencias ideológicas, lo que ha llevado a desvelarnos en la formulación de propuestas para el Panamá  en el que todos queremos vivir.

Cuando me notificó que el director de la Estrella de Panamá lo había invitado a escribir una página de opinión semanal, le pronostiqué un pronto final no exitoso, porque es inconcebible que una prensa escrita que tradicionalmente ha funcionado a la sombra del poder pueda cambiar de la noche a la mañana.

Al principio Leopoldo me convenció, e incluso, a su través contribuí con algunos editoriales a llevar el periódico por un sendero de independencia, pero lamentablemente ambos nos equivocamos.

Escuché las quejas de Leopoldo de la continua censura de que era víctima en el fondo de sus artículos de opinión que engalanaban al citado diario todos los miércoles.

Lo animé a seguir escribiendo porque ese es el precio de los corredores de fondo; pero todo tiene su límite.

No me sorprende que  articulistas, algunos proclives al partido gobernante, sean los defensores oficiosos de la línea del director, como tampoco sorprendería que haya sido éste quien les pidiera contradecir la posición de un panameño con una línea de pensamiento diferente, y por lo visto, opuesta a los intereses del diario.

Todos estos sujetos hablan de “libertad de expresión”, pero por el contenido de sus comentarios me avergüenza que ignoren totalmente el término, con la excusa ridícula de la reducción de las palabras.

Pueda ser que este coro de arcángeles se tomen el tiempo de revisar la historia para conocer el significado de la libertad de expresión por la cual muchos individuos dieron su vida.

-El autor es médico y escritor.