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- 10/05/2016 02:02
Hacia un liderazgo pedagógico universitario
El eje de reflexión de este artículo es, ‘Hacia un liderazgo pedagógico universitario ', frente a la necesidad de construir o refundar el perfil de toda la comunidad, en especial de quienes aspiran a gestionarse como nuevas autoridades universitarias al cierre del primer semestre académico 2016.
En la definición de Autoridad que se captura de Belanger (1997) aún vigente, nos aporta que la verdadera autoridad es la de la bondad, el afecto y la amistad, en cuanto se fundamenta en las cualidades afectivas humanas del profesional o empresario, en su responsabilidad cívica y en su conciencia profesional como formador gestor del entorno institucional o social.
En realidad quienes aspiran a puestos de autoridad universitaria deben entender, comprender y aceptar que los líderes son maestros y entre sus funciones básicas deben liberar las opresiones organizacionales y proveer libertad a los profesionales para que realicen su potencial. Los líderes son enlace, supervisores, difusores, portavoces, emprendedores, moderadores de conflictos, viabilizan recursos y negocian de forma inteligente con el poder de la razón. Desde el punto de vista cognitivo (Gardner, 1990) los líderes son profesionales que sugestionan con palabras, gestos y su ejemplo de maestros, sobre las conductas, ideas y/o sentimientos de los demás. Cultivan una combinación de humildad y firme autonomía en la toma de decisiones, crean una cultura organizacional que fomenta la libre expresión democrática de ideas y por supuesto, se distinguen los administradores que realizan trámites, contactos, comunicaciones y organizaciones. Según Bennis (1994), los administradores de instituciones cumplen funciones de atención a la infraestructura física, tramitan recursos para el proceso productivo que se gestiona, velan por los controles administrativos de ingresos y egresos, contabilidad y auditoría y todo el trámite de seguimiento a los procesos administrativos de la gestión académica de las facultades, centros regionales, extensiones, anexos, departamentos, escuelas unidades académicas, según la complejidad del volumen de la funciones de las ofertas académicas. Por su parte, los líderes universitarios crean la visión y la misión, equilibran la cultura organizacional, motivan, inspiran y persuaden a sus seguidores en la consecución de las metas que llevan a la eficacidad y la grandeza ética institucional. De por sí, los líderes propician la transformación y facultan a su equipo para el esfuerzo colectivo con un poder ético de voluntad para el cumplimiento exitoso de todos los retos y desafíos de la organización.
Desde el punto de vista de los resultados, los líderes tiene poder ético, voluntad y capacidad para razonar, tienen saberes tecnológicos y pensamiento complejo y estratégico sostenido en su indiscutible talento, innovación y alianzas. Tienen una habilidad para no ser el centro de la atención, evitando el culto a la personalidad, algunos actúan con acciones discretas repletas de humildad.
Wheastley (1992), concluye que son capaces de promover organizaciones de aprendizaje, basadas en la capacidad de pretender enseñar, deleitar y conmover por su entusiasmo fecundo en proyectos creativos para la organización que gestiona.
Cada aspirante a desempeñarse como autoridad universitaria debe éticamente autoevaluarse sinceramente y localizar en su ser interior o espiritual, al decir de Fairholm (1997), y en su trayectoria realmente profesional su nivel de conciencia para escuchar, empatizar, persuadir, conceptualizar, anticipar y sobre todo comprometerse con el crecimiento de su comunidad universitaria. Desde esta visión científica del liderazgo, se dificulta visibilizar un auténtico líder desde la postura de un ‘pseudolíder autoritario ', sostenido en la fuerza egocéntrica del orgullo personal, de la ira en la solución de conflictos, desde los múltiples miedos no superados, desde los obsesivos deseos del ego, mientras que un liderazgo pedagógico auténtico se sustenta en la conciencia de la neutralidad, la aceptación, la razón, y sobre todo en el amor, la alegría y la capacidad de encender luz donde hay problemas, retos o desafíos.
CATEDRÁTICO UNIVERSITARIO.