• 07/01/2012 01:00

Un llamado a la conciencia

Una vez alguien preguntó: ¿Qué ocurre si se llena un cuarto cerrado con agua? Simple: el agua buscará una salida. Y ¿qué ocurre si se ll...

Una vez alguien preguntó: ¿Qué ocurre si se llena un cuarto cerrado con agua? Simple: el agua buscará una salida. Y ¿qué ocurre si se llena la cabeza de una persona con desempleo, hambre, deudas, insalubridad y alto costo de la vida? También buscará una salida. Pero dependiendo de las opciones que encuentre en la sociedad, esa salida puede surgir violenta (delincuencial, revolucionaria o quién sabe qué), o puede surgir como la oportunidad para que esas personas salgan de la oscuridad. En esto último puede ayudar mucho la empresa privada sabiendo que si esas personas progresan, el país progresa. Pero si no existe esa conciencia, todos nos afectamos como sociedad.

Pensé esta idea ahora porque me enteré que con la nueva disposición sobre el salario mínimo, algunos empresarios decidieron despedir a sus empleados en pleno mes de diciembre. Pienso en el caso de Ulises (nombre ficticio). Era un señor que trabajó lealmente hasta hace poco en una empresa, siendo muy honrado y responsable. De su pequeño salario dependían su esposa e hijos; el empresario le dijo que lo sentía mucho, pero con el nuevo salario mínimo, sus números no iban a cuadrar. No es que ese empresario iba a quebrar, o iba a ser pobre, no. Él iba a dejar de acumular un excedente cada vez mayor; o sea para perder algo de lo que le sobra, él prefiere que otro pierda lo que casi no tiene. Como en Panamá, la mayoría profesa la religión católica, muy probablemente tanto Ulises como ese empresario sean católicos. Si lo son, probablemente en julio del año pasado supieron que los obispos dijeron que ‘el crecimiento económico que está mostrando Panamá indica que nuestro país vive un importante momento de generación de riqueza’, pero que a pesar de lo anterior ‘otro es el panorama cuando se analiza cómo se distribuye entre los panameños la riqueza creada... la disminución del desempleo abierto ha venido acompañada de un incremento del empleo informal, aumentando la legión de trabajadores que no cuentan con prestaciones sociales para asegurar atención médica y jubilación digna’.

Nada de esto es nuevo, ya en enero del año pasado y en otros comunicados anteriores, también los obispos lo habían dicho. Entonces en el caso específico de Ulises ¿Qué es lo que lleva a empresarios como el que cito en este escrito a ser tan amigo de la avaricia que no puede notar que también se puede estar autodestruyendo? ¿Será que los que tienen siempre quieren más, y gracias a eso los que no tienen siempre tendrán menos? ¿Qué pasará si por ejemplo un día el hijo de Ulises llega a gobernar este país? Después de todas las penurias que pasó porque a su padre lo despidieron no dirá: ¡Basta ya! ahora voy a castigar a esos que durante años se han burlado del aumento del salario mínimo trasladando e imponiendo ese costo a gente de la clase popular como mi padre; y él entonces aumentará más el salario mínimo, pero casándolo con la congelación de la canasta básica alimenticia, con la regulación de precios, y quien sabe qué otras medidas más radicales producto de toda una vida sin oportunidades. Y si ese momento llega entonces: ¿Quién tendrá la culpa? ¿Ulises y su hijo? o ¿el egoísmo y la avaricia de quienes los hicieron agua dentro del cuarto cerrado?

DEFENSORA DEL PUEBLO

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