• 22/04/2021 00:00

Un llamado a la esperanza activa

“[…] surge una de las grandes preguntas de nuestro tiempo y de todos los tiempos: ¿cómo podemos contribuir de la manera más eficaz para ayudar a mitigar o sanar estas crisis?”

Veo con preocupación el futuro de la humanidad y de nuestro país. Aunque a todos nos cuesta salir del letargo que hace invisible las crisis que estamos viviendo como humanidad, sociedad y concierto de naciones, ya se está haciendo imposible no salir de él, golpeados por la cruda realidad del hambre, el desempleo, la inseguridad, la injusticia, la incertidumbre del sistema de pensiones y jubilaciones, la crisis del sistema de salud y del sistema económico y financiero, urge una acción eficaz por parte de todos a escala global y local.

Las razones críticas para esta urgencia son tres: las crisis están interconectadas y se agravan mutuamente, y juntas constituyen lo que se llama la metacrisis de nuestro tiempo. La ecología, el clima y las sociedades, como todos los sistemas complejos, están sujetos a puntos de inflexión y fallas en cascada. Los puntos de inflexión son condiciones en las que se producen cambios repentinos, a veces irreversibles. Las fallas en cascada son crisis en las que un cambio o falla en un sistema, como la pérdida de un bosque lluvioso global, causa cambios drásticos en un segundo sistema, digamos lluvia global, que causa sequías, que causa pérdida de bosque lluvioso, que causa … la imagen que estamos viendo en la realidad actual. La tasa de degradación ecológica y climática se está acelerando más rápido de lo previsto. (Pueden consultar más detalles en este vínculo (https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fcosc.2020.615419/full) Bradshaw, C., Ehrlich, P., Beattie, A., Ceballos, G., Crist, E., Diamon, J., Blumstein, D. (2021). Subestimar los desafíos de evitar un futuro espantoso. Fronteras en Ciencias de la conservación).

Son decenas de millones de dólares que en la actualidad gasta el Gobierno para poner una curita a un problema sistémico. Solo este año, con las inundaciones en Chiriquí, se destinaron 100 millones de dólares para la recuperación económica de la región. ¿Quién nos garantiza que no vuelva a ocurrir un desastre peor, que nos deje sin producción agrícola en las tierras altas definitivamente? Los recursos que despilfarra el aparato estatal son un escándalo para la metacrisis que enfrenta Panamá en la actualidad. ¿Cuántos se despiertan a las tres de la mañana y los ensordecen los llantos de los niños y jóvenes que marchan ignorantes en un sistema que les da títulos con 10 meses de vigencia, o de las mujeres víctimas de femicidio, o de los cientos de hombres, mujeres y niños que mueren víctimas de la inseguridad, el narcotráfico y la violencia? ¿Quién está viendo la imagen completa de esta metacrisis en Panamá? No solo necesitamos despertar del letargo a nivel individual, sino a nivel colectivo.

Muchos son escépticos y otro tanto pesimistas sobre estas crisis y la mayoría vive en el letargo entre la tecnología, el consumismo, el hedonismo, la fuga religiosa que encierra en creencias absolutistas que dan la espalda al compromiso social, la promoción de la dignidad humana y la construcción de una sociedad más justa. Necesitamos transitar del egoísmo que cierra la mente, endurece el corazón y paraliza las manos, a un nivel de cuidado y respeto que nos vuelva no solo sensibles a todos los seres vivos, sino que nos mueva a tomar acciones más compasivas y sabias, tanto a nivel personal como socioculturalmente.

Necesitamos una visión más clara para comprender nuestras realidades multidimensionales. Para esto requerimos una perspectiva integral que englobe la interacción entre nuestras intenciones y acciones a nivel personal, como nuestras costumbres y valores a nivel cultural, así como la transformación de los sistemas y estructuras hacia niveles que incluyan a más personas con su diversidad.

La pandemia ha emparejado esta brecha socioeconómica que existía antes y que podría abrirse más, dejando a menos con posibilidades de sobrevivir, debido a que muchos que tenían trabajos estables y seguridad sobre sus jubilaciones, han quedado con contratos suspendidos y la crisis del Seguro Social, pinta muy oscuro el futuro para los cientos de miles que han cotizado para pagar jubilaciones y ahora no contarán con más recursos para recibir ni un peso. Inclusive los adinerados detienen sus inversiones, porque sin una economía en crecimiento, ¿de dónde van a salir los consumidores? Los desafíos de supervivencia nos tocan más a todos -los arquitectos, ingenieros y demás profesionales parados junto con los empresarios en quiebra, están hace un año en el mismo nivel de los que tenían empleos informales y desempleados.

¿Cómo no escuchar a sus hijos con hambre, sus miedos a perder sus viviendas, su protección y su seguridad? - y las urgencias del presente no nos pueden distraer de las emergencias del futuro que tenemos que atender en el momento actual. Esta metacrisis principalmente es creada por el tipo de ser humano que somos y las prioridades que rigen nuestras decisiones, pero donde está el punto de disrupción también está el punto donde prorrumpe la innovación y la creatividad. Un nuevo tipo de ser humano es necesario para una nueva sociedad.

No importa cuán graves sean nuestras crisis, nuestras respuestas decidirán tanto sus consecuencias como nuestro destino. Si es así, y lo es, surge una de las grandes preguntas de nuestro tiempo y de todos los tiempos: ¿cómo podemos contribuir de la manera más eficaz para ayudar a mitigar o sanar estas crisis?

Profesor de Ética y Moral.
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