• 14/10/2023 00:00

Sobre lógica y política

Si queremos que el país mejore, no elegimos a los corruptos. Pero, elegimos a los corruptos. Luego, no queremos que el país mejore

El modus tollens es una regla de inferencia lógica según la cual dados un condicional material y la negación del consecuente de dicho condicional, se infiere la negación del antecedente. La explicación teórica (o semántica) es la siguiente: un condicional material (expresiones de la forma “si X, entonces Y”) no afirma nada de manera categórica, simplemente establece una relación hipotética entre un antecedente (X) y un consecuente (Y), como cuando decimos: “si elegimos a los candidatos honestos en mayo del 2024, entonces el país mejorará”. La lógica elemental enseña que en un caso como este hay cuatro posibilidades: (1) se elige a los candidatos honestos en mayo del 2024 y el país mejora, (2) se elige a los candidatos honestos y el país no mejora, (3) no se elige a los candidatos honestos y el país mejora, (4) ni se elige a los honestos ni el país mejora.

El primer escenario parece ser el ideal (aunque ello no significa que necesariamente los electores elegirán candidatos honestos), el tercero quiere decir que es lógicamente posible que el país mejore, aunque no hayan sido electos los candidatos honestos, o lo que es igual, elegir candidatos honestos no es una condición necesaria para que el país mejore; por su parte, el cuarto es el peor de los escenarios posibles.

Nótese, sin embargo, que, en todas estas alternativas, el condicional material es verdadero, no así en la segunda: es imposible en sentido lógico que lo verdadero implique a lo falso. ¿Por qué? Técnicamente se dice que, si el antecedente es verdadero y el condicional lo es, entonces el antecedente “transfiere” verdad al consecuente; por otro lado, la falsedad del consecuente “se retrotrae” a la falsedad del antecedente.

Así las cosas, supongamos que llegamos a mayo de 2024, elegimos a las autoridades que nos representarán, las cuales toman posesión en julio, y al cabo de un año andamos en las mismas o peor. Es decir, que el país no mejora; entonces, podríamos inferir que los honestos no fueron elegidos. De modo que, la fuente del problema se imputaría, no a los políticos, sino a los electores. Pero esto es un error. En primer lugar, porque estamos suspendiendo la dimensión temporal de los acontecimientos: elegir en mayo de 2024 vs. lo que ocurrirá posteriormente; en segundo lugar, para copiar una idea del sociólogo R. Merton, porque las acciones sociales tienen consecuencias imprevistas: no podemos determinar cómo actuarán los políticos, luego de ser electos. Por lo anterior, nuestro modus tollens ha sido derrotado, ¡los hechos lo han desbordado!

Algunos ejemplos de modus tollens no son derrotables. Veamos: Si votamos al partido P, entonces permitiremos que V sea electo como diputado del Parlacen. Pero, no permitiremos que V sea electo diputado del Parlacen. Se sigue, no votamos al partido P en las próximas elecciones.

Consideremos este. Si queremos que el país mejore, no elegimos a los corruptos. Pero, elegimos a los corruptos. Luego, no queremos que el país mejore.

Al ofrecernos esquemas de razonamientos o reglas de inferencia como la comentada, la lógica nos dota de herramientas para pensar y actuar. Esto aplicado a la política implicaría que la política es una práctica racional: Si X es lógico, entonces X es racional. Pero la misma lógica nos enseña que la relación hipotética “Si…, entonces…”, no es simétrica, lo cual quiere decir que no podemos inferir que, si X es racional, entonces X es lógico, a menos que se trate de conceptos coextensivos; suponiendo que lo sean, la conducta política de las personas no estaría comprendida en dicha coextensividad, porque dicha conducta -como muchas otras- no siempre es racional.

Los humanos somos propensos a la estupidez, incluso en política, y cuando ello ocurre, la lógica no tiene mucho que decir, -de hecho- ni siquiera importa.

Docente universitario
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