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- 03/06/2017 02:00
Privatizar: ¿bueno o malo?
Ante la responsabilidad que correspondió al Dr. Ernesto Pérez Balladares como presidente de la República, avalamos con reservas el compromiso de Estado de privatizar algunas empresas estatales. Sobre todo por el método utilizado para concretar el proceso. El caso de las instituciones de servicio público, electricidad y telefonía, mantener 49 % de las acciones para el Estado y 2 % para los trabajadores. Aunado la creación del Fondo Fiduciario que ahorraría el producto del capital de más de 1600 millones de dólares, cuyos intereses serían asignados a obras de interés público y social.
Es imperativo acotar que durante la administración del presidente Endara, con el Plan Ford fue que se firmó y adquirió el compromiso de privatizar. En el mismo orden de ideas, cabe señalar que en ese periodo se privatizaron 18 instituciones, entre las que puedo mencionar CEMENTO BAYANO, CÍTRICOS DE CHIRIQUÍ, COBAPA, AIR PANAMA, de la que nunca supimos el monto total recaudado en ventas ni destino final de los dineros obtenidos. Dentro de todo este escenario producto de la experiencia en lo negativo y positivo, se impone evaluar objetivamente los pros y contras del ejercicio.
Tal como expresé al principio, todo se proyectaba por buen carril; sin embargo, a largo plazo ha resultado muy oneroso y perjudicial para los usuarios. Por ejemplo, la energía eléctrica sumamente cara e ineficiente. Las fluctuaciones de voltaje causan daños a electrodomésticos y otros aparatos, causando pérdidas irreparables. En telefonía nos cobran por minuto y no por tiempo de consumo. Llamadas no realizadas son descontadas del saldo en contratos o servicio prepago. La ASEP es un ente inoperante, porque no mide ni supervisa la calidad y eficiencia del servicio. En el fondo subyace una omisión y complicidad, pues sus funcionarios, cuando no trabajan allí, pasan a laborar en esas empresas.
Traigo a colación el tema, porque con subterfugios y medias verdades se busca nuevamente privatizar el Idaan. Decir que el Estado es mal administrador, en mi apreciación, es interés sesgado o una confesión de incapacidad. El gobernante, llámese presidente de la República, fue elegido para administrar la cosa pública. La Universidad de Panamá entre carreras académicas destaca la Administración Pública, por ello tiene que designar en cargos de responsabilidad a personas con los perfiles y cualidades para ejecutar un trabajo acorde con las exigencias y deber que corresponden. Las políticas administrativas en Gobierno tienen que estar por encima de la politiquería. Entendible que en política electoral existe compromiso partidario, pero debe quedar claro que una cosa es con guitarra y otra con violín. Las escenas que ofreció el periodista Luis Casis en el segmento Reportero ciudadano, donde en San Miguelito por meses se desperdician cantidades industriales de agua, es un elemento de peso para destituir al funcionario titular de tal entidad.
Quiero finalizar reiterando que ante problemas de este tipo hay responsabilidad compartida con autoridades locales. Con ingenio y voluntad todo se puede lograr. La creación de grupos de reacción con funcionarios y voluntarios de la comunidad, puede disminuir notoriamente esta debilidad. Por último, debemos reevaluar la posibilidad de rescatar las empresas de servicio público, pues en la práctica los dividendos acrecientan el interés privado en detrimento del interés público. En EUA ya han iniciado el proceso de retomar el control de algunas entidades privatizadas. Obvio entonces lo imprescindible de actuar en beneficio del bien común. Fortalecer las finanzas y seguridad del Estado no admite falacias ni excusas valederas.
DELEGADO NACIONAL DEL PRD.