• 29/07/2023 00:00

Malos ejemplos del 'puerco diplomático' panameño

“Por la juventud panameña, lamento mucho que César Lawson, [...], contemple hoy día los añicos de su carrera, solo porque su esposa agredió ferozmente a una empleada del edificio residencial en donde vivían”

Al parecer, ciertos comportamientos muy distantes de las normas de convivencia civilizada, están dándose cada vez más de parte algunos nombrados en puestos diplomáticos en el extranjero. Tenemos decenas de acciones que superan al mejor cuento imaginativo basado en la realidad y por eso sorprenden a los ciudadanos panameños dentro y fuera del país, que se esfuerzan por mejorar nuestra tosca cultura. Incidentes ocurridos en países vecinos, como Jamaica, Chile, El Salvador, Haití y, hace un par de días en este séptimo mes del año 2023, en la Argentina, obligan a que se tomen medidas de ahora en adelante para evitar estos sucesos, ya sea con seminarios o advertencias muy serias.

Creo que el despido del diplomático panameño en la Argentina no debió ser, pues, además de dañarle su carrera en una forma tan terrible sin haber lanzado un solo golpe, dado una patada, amenazado ni escandalizado con los mejores improperios de nuestro arrabal cantinero en un país ajeno, no es justo, la única agresora en este inusual caso de la diplomacia istmeña, debió ser atrapada, amordazada, amarrada y despedida en una jaula, aunque fuese la esposa del licenciado César, quien, a lo mejor, se aguanta, porque en Panamá damos por sentado como una ley no escrita que “patada de yegua no mata caballo”.

Si la justicia panameña por un segundo de sensatez queda sin venda y actúa a lo bien, despachando solo a Giovana, automáticamente tanto el país como el letrado César Lawson hubiesen quedado librados de otro escarnio tan descomunal en el futuro, particularmente el diplomático libre de ejercer su profesión, por la que tanto estudió y sobre todo eximido de entorpecedores supuestos maltratos domésticos fuera de su patria.

Por la juventud panameña, lamento mucho que César Lawson, esposo de la valiente y forzuda señora Giovana Pineda Quintero, contemple hoy día los añicos de su carrera, solo porque su esposa agredió ferozmente a una empleada del edificio residencial en donde vivían. Se advierte que la señora panameña del pugilato también la tiene montada con Paraguay, porque la agredida fue una humilde trabajadora que lleva 14 años haciendo su trabajo eficientemente (prepárense que viene una demanda por moretones y chichones). Por el indiscreto Internet pueden ver la destreza pugilística de Jessica Giovana Pineda Quintero.

Pero bueno, en otros países se han dado espectáculos brindados también por “diplomáticos” panameños. En Chile, por un señor cooperador con campañas políticas y considerado muy buena gente, que cogió la fea costumbre de lucirse en los encuentros importantes de la diplomacia, pues, delante de los invitados, orinaba en el macetero más cercano, como un caballo, espetando al terminar un “¡aaaaah, qué rico, carajo!”. Otro, también en aquel culto país de Neruda y Gabriela Mistral, se desaparecía misteriosamente de la escena protocolaria, como a tomar o a fumar algo, y más temprano que tarde se aparecía en pelotas en plena sala, brindando por la felicidad universal con copas llenas de vino que les quitaba a las damas a su paso. ¡Que viva, viva Panamá!

Economista, escritor costumbrista.
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