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- 24/09/2022 00:00
Modalidades de la política del poder
Nos referimos al llamado Populismo, que apareció en el siglo XX en Latinoamérica y que se fortaleció, a inicio del siglo XXI, presentando alteraciones, conversiones en la estructura del Estado dependiendo de la figura o líder que dice ser populista.
El problema del estudio del Populismo, en nuestro continente, es el de la existencia misma de las connotaciones de arriba hacia abajo, o, de abajo hacia arriba, utilizados por el dirigente dependiendo del rol que desempeña dentro del contexto del Estado. Si entendemos por Populismo, un régimen político, así como un discurso político, el de los candidatos que quieren hacerse elegir, apelando a cierto procedimiento político, (sin ser carismático) o el del elegido que mantiene su popularidad, utilizando ese tipo de discurso, pero, además, el Populismo constituye una práctica política. Régimen, discurso y práctica no están necesariamente en proporción con la forma del Estado. De ahí que el Estado Populista es aquel que busca incorporar al sistema los sectores desposeídos, que han sido habitualmente excluidos en la sociedad (los marginados, los arrabaleros).
Es por ello que los sectores populares son, entonces, valorizados por medio de una retórica nacionalista-chauvinista, que a menudo adversa a las clases hegemónicas y al sistema capitalista, sin que esto logre transformar al Estado. Es un discurso de ideología que apela a los recursos de lo emocional, y halaga los sentimientos a veces recónditos de la audiencia nacional. No necesariamente debe entenderse como sinónimo de la demagogia, aunque como ocurre con los demagogos, el Populista, promete mucho más de lo que puede cumplir en caso de llegar al poder, o el de mantenerse en el poder. Le corresponde hacer olvidar sus promesas incumplidas y mantener una relación cuasi directa con el pueblo.
El Populismo, como práctica, se sustenta, en un acaparamiento del dirigente de los recursos del Estado por parte de una minería gobernante, incapaz de tomar decisiones dentro de una tónica Corrupta que desangra los verdaderos fines del Estado. La carencia de la ideología en este sistema conduce a un verdadero Caos, donde la riqueza del Estado se va minando producto de la Corrupción Colectiva, de los órganos del Estado, a lo cual no accedan, los sectores empobrecidos, sino que se profundiza su problemática.