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- 20/04/2015 02:01
Las responsabilidades del oficio
Hace muchos años, en medio de la algarabía al final de un evento de trascendencias históricas, un colega se disponía a hacerle una entrevista a uno de los actores que habían hecho posible los resultados positivos que se celebraba en aquella ceremonia. Antes de rodar cámaras, el entrevistado se acercó a mi colega y le dijo al oído con mucho cuidado: ‘Dígame doctor'.
Cuando uno toma la decisión de usar un título profesional tiene derechos, pero también tiene ciertos deberes. Muchos solo se enfocan en los derechos, es decir, ‘dígame doctor' o, soy la ‘licenciada fulana' porque me quemé las pestañas en la universidad por equis cantidad de años, y tengo derecho a que se me reconozca por mi título. Muchas veces esas exigencias se hacen independientemente de la calidad del producto a razón del ejercicio de su profesión. Las universidades ahora le entregan a la sociedad una gran cantidad de ‘profesionales' de diversas especialidades, con una preparación que deja mucho que pedir en comparación a otros centros de estudios en otras sociedades. Pero eso nos llevaría a discutir otro tema.
El que quería que le resaltaran el título no era médico, y debo aclarar que su ejecutoria como profesional, merecía y merece un reconocimiento singular, por eso la entrevista en su momento. Pero, en el campo de la medicina, por ejemplo, la sociedad suele rendirle muchas pleitesías y adulaciones a los que visten de bata blanca, sin indagar a fondo sobre su ejecutoria. En los casos que aplica ¿cuántos muertos lleva?, ¿cuántas complicaciones de salud causó por un diagnóstico equivocado? Ingenieros: ¿cuántas obras diseñó o administró que al final resultaron un desastre, afectaron dramáticamente el ambiente, dificultaron o amenazaron la vida de la ciudadanía?; o un controlador aéreo: ¿en cuántas situaciones de peligro aéreo se vio involucrado que pudo comprometer la vida de seres humanos?
A un año de la muerte de Gabriel García Márquez, Leila Guerrero publicó en el diario español El País un especial titulado ‘El Periodismo como literatura'. Ella escribe que ‘Quizá uno de los mayores aportes de Gabriel García Márquez al oficio periodístico, más allá de los valores de su obra de no ficción, haya sido el de sostener, a lo largo de su vida, que él era, sobre todo, un periodista'. Cita a García Márquez señalando que: ‘Aprendí a escribir cuentos escribiendo crónicas y reportajes' o ‘El periodismo me ayudó a escribir'.
Para los que nos apasionamos por el periodismo, lo observamos y estudiamos en todos sus géneros, la Cumbre de las Américas, celebrada la semana pasada, fue un laboratorio intenso de un poco más de 48 horas en donde pudimos valorar y hacer reflexiones sobre la salud y calidad del oficio. Aclaro que fue algo difícil estar a la mira de la variedad de medios (radio, televisión, diarios, redes sociales, etc.) nacionales e internacionales; y de los géneros periodísticos que incluía el periodismo de opinión.
Una cosa que me pareció interesante, y que no sé cómo darle valor dentro del proceso de observación, es el hecho de que los medios, las empresas mediáticas, evalúan el resultado de la cobertura de la Cumbre desde la perspectiva de la inversión en equipo tecnológico y la amplitud de su cobertura de diversos hechos simultáneamente. Que puedan pasar del juego de fútbol del presidente Evo Morales, a una caravana de carros de un presidente equis, a un reportero esperando la llegada de otro en el aeropuerto o a un panel de opinión sentado en el estudio, no significa que la calidad del producto final periodístico tenga algún valor. Espectáculo tecnológico, sí, pero periodismo que aporte a la educación del público, está en discusión.
Cualquier profesional que se respete tiene la obligación de exigir buenos, sino excelentes resultados y, ante todo ofrecer lo mismo. Buscar continuamente la excelencia para el desempeño de su propio oficio, aunque no haya vidas en eminente peligro.
Mucho vacío y poca preparación de periodistas se observaron durante la Cumbre. Las responsabilidades del oficio del periodismo tienen que ver con brindar información educativa que pueda ilustrar debidamente al público para que puedan sacar sus propias conclusiones. Educarse bien para poder educar. Si García Márquez es la medida del periodista por su propia elección, el trabajo de otros por llevar el título de periodistas es continuo e indefinido.
COMUNICADOR SOCIAL.