• 03/08/2017 02:00

La última obra de Omar Jaén Suárez

Entre la élite panameña y salvo excepciones puntuales —sostiene— pareciera haber muy poca estima por la historia nacional...

¿Cómo ha evolucionado Panamá en los últimos 300 años? ¿Cómo pasó de una sociedad mayoritariamente analfabeta, agraria, rural y esclavista a una técnicamente alfabetizada, de hombres libres y con una democracia liberal con saltos significativos pero insuficientes?

Autores nacionales, de reconocido prestigio han abordado el tema en distintos momentos con genuina preocupación, apelando a géneros como la novela histórica, las biografías, las memorias o el tratamiento de episodios relevantes. Como quiera que en ello ha habido más preocupación personal que respaldo institucional, no deja de ser motivo de satisfacción y para el aplauso la aparición de una nueva obra que con seguridad viene a nutrir la historiografía nacional.

Elaborada en dos volúmenes que suman unas mil páginas, con tapa dura y empastado de lujo, se trata de la última obra del doctor Omar Jaén Suárez, impresa en España, y desde cuyo epígrafe advierte que se aprende historia, ‘no para predecir el futuro sino para desprendernos del pasado e imaginar destinos alternativos', como afirma el joven historiador israelí Yuval Noah Harari, en su obra Homus Deus: Breve historia del mañana.

En esa misma senda parece ir la última producción de Jaén Suárez, la segunda que presenta este año, después de 500 años de la cuenca del Pacífico. Hacia una historia global. Se titula: 300 años de los de la Guardia en Panamá y Costa Rica con un subtítulo previo: Españoles en América y uno posterior: Cuadro genealógico de nueve generaciones, en la que desentraña tres siglos sobre la llegada, establecimiento y desarrollo de una de las familias más antiguas de Panamá.

Son dos tomos en los que Jaén Suárez permite, más allá de la búsqueda del individuo perdido en el mar de gente de los siglos XVIII, XIX y hasta el XX... sentir el latido de una sociedad en gestación.

Aborda con ojo crítico la angustia y el momento de una población que paulatinamente va construyendo sus espacios, sus hábitos, su forma de abordar la vida y de presentarse en sociedad.

A partir esas pesquisas, Jaén Suárez rescata con estelaridad de la forma cómo avanzó la sociedad panameña, cuál es su herencia rescatable y cuáles los lastres que merecen ser dejados en el camino.

¿Cuál es la herencia que llega hasta nuestros días?, ¿qué lastres y qué gloria deja ese pasado? No se trata de adivinanzas posteriores, sino de distinguir entre aquellas cosas con las que podemos marchar y las que no merecen el sacrificio de ser cargadas. La historia es pues, una cátedra para la depuración, y de la experiencia de los de la Guardia, Jaén Suárez aporta una abundante documentación... y lecciones.

Historia social en toda su extensión, el autor expone con precisión la manera como la familia de la Guardia se articula entre la población emergente de Panamá, cómo se asienta en distintos puntos del país y las relaciones familiares que establece.

Pero en otra especie de misión inevitable, Jaén Suárez deja caer el peso de una crítica puntual hacia la poca preocupación que se le dispensa en Panamá al estudio de la historia nacional.

Tras subrayar en la introducción del libro que reseñamos los méritos de autores como Hernán Porras, Georgina Pérez de Jiménez, Marco Antonio Gandásegui, Omar Jaén Suárez, subraya cómo deben desarrollar sus trabajos, ante un público dominado por una institucionalidad cada vez más huérfana de interés por la afirmación de carácter nacional panameño...

Y a continuación pegunta sobre el interés al respecto de quienes han administrado el Estado panameño en las últimas décadas: nuestra experiencia nos lleva a dudar poderosamente de que esa sea la realidad. Entre la élite panameña y salvo excepciones puntuales —sostiene— pareciera haber muy poca estima por la historia nacional...

PERIODISTA

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