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- 26/01/2022 00:00
Un país en crisis
Sí, estamos en crisis. De la crisis sanitaria pasamos a la crisis económica, y esta generó una crisis laboral, y ahora estamos en una crisis financiera, tanto de las finanzas personales como de las finanzas nacionales. Y habrá quienes dirán que el orden no es el correcto. Los partidarios de la actual administración dirán que la crisis fue heredada, especialmente su componente económico-financiero, pero al final, aunque esto pudiera ser cierto, es una responsabilidad innegable que el actual Gobierno tiene la responsabilidad de llevar la administración del Estado por senderos de prosperidad, con transparentica y rendición de cuentas.
La crisis también nos golpea individual y socialmente. Nos hemos convertido en seres individualistas y egoístas, sin duda la pobreza y la desigualdad se han incrementado. Se ha perdido ese sentido de comunidad, de grupo, de sociedad, de solidaridad. Ese individualismo como aspecto negativo de nuestra personalidad se ha fortalecido. “¿Qué hay pa' mí?”; nos preocupa solo nuestro bienestar personal, o el de nuestro entorno inmediato. Sí, somos responsables de nosotros mismos, y como padres de nuestras familias, pero no podemos olvidar que vivimos en sociedad, porque como seres humanos satisfacemos nuestras elementales necesidades en sociedad.
Hoy, existen decenas de miles de desempleados, escucho que 60 000 puestos de trabajo se perdieron y que hay cientos de miles que dependen de un vale digital o de algún otro subsidio del Estado para sobrevivir día a día. Nuestros estudiantes tienen dos años de clases virtuales, pero hay miles que por falta de un celular o de una computadora no han acudido a ningún tipo de clases, para ellos son años perdidos que no se recuperarán y hay que ver la calidad de aprovechamiento escolar de aquellos que sí pudieron recibir clases virtuales.
Vivimos en medio de incesante incremento del costo de la vida. Mucho de esta subida de costos se traduce en inflación, pero hay empresarios inescrupulosos que aprovechan este incremento para subir los precios más allá de lo justificable, a fin de generar ganancias a costillas de un pueblo ya golpeado. Leo con preocupación que nos hemos endeudado como Nación.
Solo en el último año la deuda pública se incrementó en 3528 millones al cierre de 2021 y 5941 millones al cierre de 2020. Al cierre de 2021 la deuda pública alcanza poco menos de 40 000 millones. Pero ahora en enero se emitieron dos bonos por un total de 5000 millones. Todo esto es para cubrir la falta de ingresos y balancear el presupuesto de gastos. El tema es que la recaudación todavía está lejos cubrir los gastos del Estado por la crisis del sector privado y por el alto desempleo. El único que ha generado puestos de trabajo es el Gobierno en una especie de nepotismo partidario a todas luces no solo innecesario, sino irresponsable frente a la actual crisis que vive el país.
Otro botón de la misma camisa son los gastos de representación de 10 alcaldes que suma un millón y que se financia de los fondos de la descentralización, otra forma de clientelismo político. Todo lo anterior bajo la mirada de un contralor complaciente que omite sus responsabilidades de fiscalización y de una Asamblea conveniente.
No puedo cerrar este artículo sin comentar el tema de la Caja de Seguro Social. No se toman decisiones, solo se difiere el tema, y la crisis de las finanzas de la Caja se agravan por la baja aportación de un sector privado que se caracteriza por el desempleo y por la informalidad laboral que crece constantemente.
Debemos preguntarnos como sociedad: ¿hacia dónde vamos?, ¿qué queremos en un futuro inmediato? Como partido responsable, no podemos mirar hacia otro lado, las realidades nos golpean el rostro y se hacen necesarios un alto y reflexión para todos los sectores que intervienen en la vida del país. Evitemos una crisis mayor.