• 06/06/2017 12:49

El país se nos va de las manos

La corrupción es un cáncer que, si no es extirpado con firmeza y oportunamente, termina acabando con nuestra convivencia pacífica

Cuando confrontamos a la corrupción y todos sus tentáculos es porque estamos conscientes de que socava nuestras instituciones y pone en peligro el sosiego y la paz de todos los panameños.

Cuando los panameños observan que los graves delitos surgidos de la depredación y el latrocinio de los más altos funcionarios no son procesados o los mismos son tratados con manos de seda o con extrema lenidad, ello se convierte en un cruel mensaje o en una funesta invitación, que lleva a los delincuentes de poca monta y a otros funcionarios a involucrase en actos delictivos en busca de fortuna fácil, confiados que la permisibilidad los exonera y se sienten con derecho a rapiñar de los despojos que aún quedan del cadáver de la república.

Así, la semana pasada, miembros del Servicio Nacional de Fronteras fueron capturados y en cuyo poder llevaban, según la noticia, alijos de droga. Pero es más que curioso que siempre que se captura droga por la policía o dependencias de seguridad, nunca aparecen los que la cargaban y mucho menos son detenidos los dueños del criminal negocio.   Es más que una percepción noticiosa, son hechos repetidos como noticias que se desvanecen.

Recientemente, oficiales de la Policía Nacional han sido detenidos y otro, igualmente detenido, ha acusado a los directivos de esta institución de ser parte de todo el entramado criminal, sin que dichas denuncias hayan sido esclarecidas para la salud de la nación.

Ayer amanecimos con la noticia de que la Corte procesará a un diputado suplente de Colón por estar involucrado en trasiego de drogas, sin olvidar que varios diputados han sido señalados por estar involucrados en el criminal negocio.

Todos los órganos del gobierno están salpicados con un descrédito mayúsculo e inocultable, a la vista de todo el país.  Algunos expertos sostienen con criterios y fundamentos que el negocio del narcotráfico y el lavado de dinero maneja sumas tan millonarias que tienen en su haber los medios necesarios para penetrar a los que investigan, a los que detienen, procesan y hasta los custodios para fugarse de las cárceles.

La sociedad en general está atiborrada de todos los días ver conductas escandalosas, en serie, con cifras astronómicas que evidencian los niveles de corrupción nunca antes vistos y, en muchos casos, sin sonrojarse por los delitos que comenten y delante de la miseria, el hambre y las angustias diarias de los ciudadanos honestos y humildes, delante de la pobreza, que su conducta indica que no les importa ni es su problema.

La corrupción es un cáncer que, si no es extirpado con firmeza y oportunamente, termina acabando con nuestra convivencia pacífica y convirtiendo a nuestro Estado en un Estado fallido.

La situación actual del país es tal que la corrupción se ha regado y ya está en la sangre del panameño y por vía linfática ha contaminado todos los órganos de nuestro sistema hasta llegar a una severa metástasis, sin posibilidades de revertir. Pareciera que sólo un milagro que nos conceda nuestro Dios, situación muy difícil, dado el abandono que nosotros hemos tenido hacia nuestro Creador y Sustentador, porque no hemos confiado en Él, sino que hemos puesto nuestro amor en el dinero y él nos ha llevado al extravío y a la muerte.

Ojalá no sea tarde para clamar a Dios para que nos extienda su misericordia y podamos salir de esta angustiosa, peligrosa y mortal condición.

¡Así de sencilla es la cosa!

José Dídimo Escobar Samaniego

Cédula: 7-84-41

6 de junio de 2017 (En Homenaje al patriota, héroe y mártir Juan Antonio Navas Pájaro, asesinado por la oligarquía panameña en el año 1966)

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