• 17/01/2016 01:00

El Panamá para la juventud...

Ninguna de las resoluciones elaboradas por la juventud de ambas Cumbres fue del interés del Estado panameño.

Durante 52 años ininterrumpidos, los sectores populares han realizado actividades, foros y movilizaciones en las calles reivindicando y creando conciencia sobre el capítulo más hermoso de la dignidad rebelde de nuestro pueblo: el 9, 10 y 11 de Enero de 1964. Diversas organizaciones sociales y patrióticas de Panamá se esmeran en resaltar aquel cruel pero glorioso día de resistencia contra los atropellos de EE.UU. hacía nuestro país indefenso. Ni siquiera después de la sangrienta Invasión en 1989, y con la soldadesca yankee merodeando nuestras calles en las semanas posteriores, los estudiantes se privaron de dignificar esta sagrada fecha de nuestra historia.

Conocido popularmente como el Día de los Mártires, muchos jóvenes nos referimos solo al 9 de Enero como si fuera el único de aquellos días en que la muchachada patriota se enfrentara en los predios de la Zona del Canal para defender nuestro orgullo tricolor y luchar por nuestra soberanía. Nos toca rescatar, por ej., a los estudiantes que en Colón fueron reprimidos por contingentes de la Guardia Nacional, dirigidos por el entonces mayor Omar Torrijos y Boris Martínez, hasta el 12 de enero de 1964, cuando es baleado el estudiante Juan Navas. Deben grabarse en nuestra historia los nombres de los 21 muertos, sin olvidar los más de 500 heridos.

Décadas después nos encontramos en situaciones similares en cuanto a la administración del Canal de Panamá; nuestro orgullo como Nación, administrado por manos panameñas pero ajena a resolver las grandes desigualdades. Y pese a ser nuestra fuente principal de riquezas, quienes la controlan, en complicidad con la burguesía (como en el pasado) se niegan a compartir las riquezas de nuestro Canal.

Tan solo un año atrás, el Canal de Panamá seguía siendo un referente internacional cuando en nuestro país se reunieron 35 jefes de Estado en la Cumbre de las Américas para debatir las problemáticas de nuestra región. Y en ese momento histórico la juventud volvió a jugar su papel. Los debates más intensos se dieron en la cumbre paralela organizada por los movimientos sociales en la Universidad de Panamá, la Cumbre de los Pueblos. Jóvenes y estudiantes de todo el continente unidos en el reclamo y en el análisis de las problemáticas de nuestra Latinoamérica, demostrando que el ideario revolucionario de los antiimperialistas no ha cesado. Sin embargo, ninguna de las resoluciones elaboradas por la juventud de ambas Cumbres fue del interés del Estado panameño.

Décadas después, las áreas revertidas se mantienen bajo control de unos pocos adinerados, mientras el déficit habitacional es más latente año tras año sin un solo complejo destinado a dar vivienda digna para los sectores populares; un país sin ley ni instituciones ni políticas públicas hacia los jóvenes; una casta conservadora que se niega a permitir una educación sexual en nuestro colegios para frenar la espantosa ola de embarazados en menores de edad; y toda la mala fe y el desprecio a nuestros estudiantes tuvo su cenit en el encarcelamiento y criminalización de 10 estudiantes del glorioso Instituto Nacional, que siguen esperando que se demuestre su culpabilidad.

Este abandono a nuestros estudiantes, y el olvido de las causas libertarias de los héroes de enero de 1964 lo estamos pagando como sociedad hoy: por eso elegimos a los peores para que dirijan nuestra nación y hagan espectáculos bochornosos en la Asamblea Nacional, por eso el quietismo de lo estudiantes ante una educación mecanicista y huérfana de patriotismo que no entiende lo pobre que le resulta para la vida su formación académica hasta que se estrella con los requerimientos de las universidades o las largas filas para la fecha de reválidas en los colegios secundarios; por eso la indiferencia de los jóvenes por nuestra identidad como país. No entendemos luego cómo la ampliación del Canal le ha robado millones a los panameños y que nadie haga nada, mientras hace 52 años 21 voces se silenciaron por la justicia y la igualdad, entregándolo todo.

No creo que ese fuera el Panamá que añoraran aquellos que saltaran la cerca, mucho menos los valientes estudiantes, henchidos de coraje que nos trajeron la Bandera rasgada por los zoneítas para despertar nuestras conciencias. Días como estos, y las reflexiones que nos dejan, nos impiden contentarnos con que un 20 de Diciembre en Panamá aún no sea declarado Día de Duelo Nacional.

Esta necesaria comparación da fe del compromiso que, pese a las adversidades, aún mantiene la juventud progresista panameña en episodios donde la lealtad a los principios e ideales han sobresalido en las luchas por los derechos de todos los panameños en los últimos Gobiernos que hemos soportado, dignificando el sueño de una Patria libre y soberana por la que tanto lucharon nuestros mártires de enero.

*UNIVERSITARIO, FUE REPRESENTANTE JUVENIL ANTE LA CUMBRE DE LAS AMERICAS Y RELATOR DE LA MESA DE JUVENTUD DE LA CUMBRE DE LOS PUEBLOS.

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