• 02/04/2024 00:00

Panamá, ¿posible capital cultural regional?

Panamá es sin duda la ciudad más internacional de la América Central, del Caribe y de parte de Sudamérica. Lugar de paso, de encuentros multiculturales por siglos, tiene una rica y variada oferta gastronómica, hotelera y de compras

La población del gran Panamá metropolitano (de La Chorrera a Pacora y Chilibre, al norte) alcanza ya 1,9 millones de habitantes censados en 2023, casi la mitad de los del país (4,06 millones) y produce el 75% del PIB. Capital política, económica y demográfica tiene las potencialidades para convertirse también en una capital cultural regional. Algunas iniciativas estatales y privadas apuntan en esa dirección, mientras que quedan grandes desafíos comenzando por mejorar la infraestructura urbana y suburbana y elevar mucho más el nivel educativo de la población.

Museos como el del Canal Interoceánico, de Panamá Viejo, de Arte Contemporáneo (MAC), que busca otro lugar para erigir un inmueble más adecuado, el Biomuseo y el Afroantillano, entre otros, contribuyen a convertir a la capital panameña en una verdaderamente cultural, como también dos joyas del Patrimonio Mundial de la Unesco: el sitio arqueológico de Panamá Viejo y el distrito histórico de Panamá, en el Casco Antiguo, cuya restauración hay que intensificar. La Alcaldía de Panamá adelanta la restauración de Mi Pueblito y ha propuesto dos grandes proyectos: una playa artificial enfrente de la cinta costera y un nuevo mercado del marisco junto al actual que debería modernizarse.

Panamá, ciudad al fin marina con sus extraordinarios parques de la cinta costera necesita, playas de arena como existen en otras ciudades litorales que cuentan con amplias playas artificiales como por ejemplo, Miami y Río de Janeiro. Ojalá este proyecto pueda pronto convertirse en una realidad a mediano plazo, con las aguas de la bahía de Panamá totalmente limpias como resultado del proyecto de saneamiento ambiental en curso. Sería una gran contribución a la capital y a nuestra imagen reforzada de lugar atractivo para el turismo interno e internacional.

La inauguración de la Ciudad de las Artes con la Orquesta Sinfónica Nacional, el Ballet Nacional, las escuelas de Teatro, Danza, Artes Plásticas y el Instituto Nacional de Música, después de diez años de construcción, aunque en un predio muy estrecho, añade otro atractivo para hacer, de la nuestra, una capital cultural también regional.

El Ministerio de Cultura, la mejor creación institucional sensata (¿la única?) de la administración Cortizo, hasta ahora bien dirigido, es un apoyo suplementario a esa aspiración. Pero queda mucho por hacer de Panamá una verdadera capital cultural regional, al menos en América Central, como, por ejemplo, impulsar fuertemente la economía creativa cultural, artística y tecnológica, patrocinar la publicación y distribución nacional e internacional de libros y crear universidades e instituciones culturales de clase mundial. Debería ser, al fin, la prioridad de la Ciudad del Saber. Algunas iniciativas, aunque naufragaron, pudieran resucitarse y otras habrá que inventar o respaldar. Mencionemos algunas.

En 1998 propuse al administrador de la Autoridad de la Región Interoceánica el proyecto de rescatar el camino de Cruces para llevarlo hasta Gamboa y reconstruir del centro del pueblo colonial y sus aduanas. Entonces contábamos con el apoyo de la Junta de Andalucía, España. Proyecto que añadiría un atractivo histórico adicional a la capital. El cambio de administrador de la ARI en 2000 mató este proyecto que no interesó al nuevo gobierno. Finalmente, la Ruta Colonial Transístmica ha sido propuesta por el Gobierno panameño en 2023 a la Unesco para convertirse en Patrimonio Mundial.

La península de Amador, área revertida destinada en principio al turismo, se encuentra bastante abandonada. Un amplio terreno con antiguas residencias, perteneciente ahora a la Caja de Seguro Social, está en ruinas como esa institución pública, mientras que el viejo Centro de Convenciones Figali (arquitectura kitsch) está muy deteriorado. Este espacio que durante años tuvo planes de renovación con proyectos comerciales-culturales ha sido en gran parte descuidado y debe rescatarse. Afortunadamente ya funcionan un nuevo centro de convenciones, el extraordinario Biomuseo y una magnífica terminal de cruceros.

El hermoso parque de la cinta costera ya está siendo recortado por iniciativas absurdas como la construcción de un Centro de Entrenamiento de boxeo en el jardín sobre el mar, en el más valioso espacio urbano recuperado, cuando sus usuarios pudieran ejercitarse en otro paraje cercano, mientras que el MAC quizás pudiera estar en el sitio del Club de Yates y Pesca.

Panamá es sin duda la ciudad más internacional de la América Central, del Caribe y de parte de Sudamérica. Lugar de paso, de encuentros multiculturales por siglos, tiene una rica y variada oferta gastronómica, hotelera y de compras. Tiene un Canal interoceánico ampliado, maravilla del mundo, principal marca del país. Tiene un aeropuerto que es el primer “hub” regional y una muy superior conectividad marítima y aérea en el centro del continente. Aquí se celebran festivales musicales y artísticos, convenciones extranjeras y la Feria del Libro, que deberían elevarse a otro nivel.

Para hacerla más atractiva y convertirla en “Panamá la bella” (excelente plan del Club Rotario), sostenible, gracias a un apoyo público intensificado y a un mecenazgo cultural privado y empresarial mucho mayor, hay que resolver, además, el grave problema de la basura, rescatar la red vial urbana descuidada como nunca, mejorar la seguridad y el transporte público mediocre (excepto el metro) y promover, mediante la real educación de calidad, un comportamiento ciudadano ejemplar. Esperamos que se otorgue el mantenimiento debido a las vías y parques de la cinta costera y de la Calzada de Amador, únicos en gran parte de Latinoamérica, que deberían ser traspasados al Municipio capitalino responsable del ornato de la ciudad.

Queda pendiente crear más bibliotecas públicas y centros culturales comunales, y reabrir el Museo Reina Torres de Araúz, antropológico, con sus valiosas colecciones guardadas desde hace 20 años. Queda pendiente intensificar el rescate del patrimonio arqueológico, histórico y cultural urbano y lograr la declaratoria del sitio de Panamá en la lista del Patrimonio Mundial como Paisaje Cultural Excepcional.

Queda al próximo gobierno que elijamos en mayo impulsar, con planes y programas bien diseñados y pronto ejecutados, a la ciudad de Panamá como una capital regional también en el ámbito cultural.

El autor es geógrafo, historiador, diplomático, planificador
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