• 18/11/2008 01:00

Peldaños de esperanza

Mientras aquí paseábamos y honrábamos la bandera de la Patria, y en los Estados Unidos se votaba por un nuevo presidente, me sentía afor...

Mientras aquí paseábamos y honrábamos la bandera de la Patria, y en los Estados Unidos se votaba por un nuevo presidente, me sentía afortunado por estar viviendo en una época crucial para la dignidad de la especie humana, desde la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, en Francia; la abolición de la esclavitud en su país por Abraham Lincoln, y la Declaración Universal de los Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas.

Afortunado, porque a mis diez años de edad, lo que defino como el primer peldaño de la esperanza racial, en medio del racismo atroz de entonces, lograba entrar al béisbol grande yanqui el primer jugador de color: Jackie Robinson.

Robinson no solamente rompe la barrera del racismo en el deporte de su país, sino que al retirarse se une al sueño de Martin Luther King, dramático segundo peldaño de la esperanza racial, registrada intensamente desde acá a través de mi bisoña óptica.

Un heroico hito en la vida de Jackie Robinson fue cuando, como subteniente del ejército, fue llevado a una corte marcial por desobedecer una orden de sentarse en la parte trasera de un autobús militar. Al final del increíble juicio, Robinson fue absuelto, pero quedó demostrado que ese fallo no menguaba, menos eliminaba, el racismo en su país.

Recordando años más tarde con su amigo Martin Luther King aquel triste más providencial episodio, se dice que éste muy reído exclamó: “Hermano Jackie, sobre esto, ¿qué dice la Biblia?”, escuchando complacido:... “¡Que los últimos serán los primeros!”.

El último (y ojalá que el primero de esa misma consistencia en el futuro), peldaño de la esperanza del que me siento afortunado de ser testigo, es la trascendental entrada a la Casa Blanca del afroamericano Barack Hussein Obama, cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos de América, nacido en Hawái, hace cuarenta y siete años.

Leer su libro “La Audacia de la Esperanza”, de los varios que ha escrito, es conocer a un verdadero líder, un político visionario, un ejemplar compatriota de Lincoln, un prominente miembro del mismo partido político de ese buen amigo de Panamá, Jimmy Carter, y un ciudadano del mundo sin complejos ni resquemores.

Es dable pensar que sin Robinson y Luther King, decisivos peldaños en la lucha por la igualdad racial en su país, Obama quizá no hubiera llegado a ser el legítimo más inusitado inquilino de la Casa Blanca que ya es, cumpliéndose simbólicamente así a través de él aquella sentencia bíblica que reza: “Los últimos serán los primeros”...

¡El desafío y los riesgos futuros son tremebundos!

Roguemos que el Cielo y los espíritus de Lincoln, Jackie Robinson y Luther King protejan de todo mal a este insigne americano... ¡Por su país y por el mundo!

-El autor es militar retirado.elopezgrimaldo13@hotmail.com

Lo Nuevo
comments powered by Disqus