• 26/05/2013 02:00

Objetividad en el periodismo

La esencia de la labor periodística, aunque se ha desarrollado en los últimos siglos cada vez con mayor intensidad, existe esquemáticame...

La esencia de la labor periodística, aunque se ha desarrollado en los últimos siglos cada vez con mayor intensidad, existe esquemáticamente desde que Platón estableciera el principio del conocimiento, un sujeto, un objeto y un mensaje. Pero en esta síntesis, no se recoge que el motivo de trabajo es la realidad, que suele ser un ente cambiante y afectado por una multiplicidad de factores que la convierten en destino escurridizo.

Esta particularidad, torna el discurso informativo en una reproducción de esa existencia, por tanto genera uno de los problemas más complicados que se presenta en el ejercicio de esta profesión, la representación que asume ese hecho cuando es llevado al medio de comunicación y la imagen o idea que deja en el público que la recibe. ¿Se ajusta a la situación concreta o es una versión egoísta del periodista? Este es el escenario donde la objetividad se desenvuelve. La nota aparece revestida por ella o empaquetada en la subjetividad, enfoque donde diferentes sentimientos han presionado a quien redacta y afectan el contenido o la sintáctica del mensaje para cambiar o reorientar la percepción que la audiencia se hace de él.

Aunque pareciera muy fácil decir que la noticia debe basarse en, o ser elaborada con objetividad, principio expuesto por los dueños de diarios norteamericanos desde el siglo XIX, el desarrollo creativo de las noticias camina sobre esta delgada línea que define toda la gestión informativa y que produce uno de los más amplios debates en este quehacer.

‘Cuando la información parte de un conocimiento exacto y cierto, de una reflexión consciente y de una rectitud intachable de intenciones, en esto consiste la imparcialidad, o la absoluta objetividad’, sentencia Luka Brajnovic. Por su parte, Chris Hedges es un crítico del concepto y expone tajantemente que ‘el credo de la objetividad y el equilibrio desarma y deja lisiada a la prensa’.

Esta confrontación conceptual en torno a una práctica, la principal en la disciplina, no se agota y cada día surgen nuevas circunstancias que abogan por una u otra opción; sin embargo, no podemos afiliarnos a viciar el acontecimiento noticioso por mediaciones, incluso ideológicas que puedan matizar el interior del producto preparado e incluido en la agenda informativa.

Hay una toma de decisión interna que define aquello que se procesa y el material a desechar en torno al suceso concreto, a la realidad que surge frente a los ojos del periodista. Este es un principio teorizado por Kurt Lewin desde 1947 y que pone en evidencia la práctica objetiva como modelo de trabajo y que se refuerza cuando se toma la determinación de que actúen con fuerza los factores que intervienen en el acaecimiento y disminuir el sesgo humano del redactor.

Es necesario hacer un acercamiento desde las diversas ventanas de la verdad. Ella es única, pero en el campo noticioso, puede configurarse en su esencia poliédrica cuando se utilizan varias fuentes seleccionadas —tantas como sean útiles— para extraer de ellas la perspectiva que habrá de consolidar la versión definitiva que tendrá al público.

Si partimos de la premisa de que ‘La noticia debe servir para aumentar el conocimiento del otro, el respeto del otro’, tal como asumiera Ryszard Kapuscinski, existe un énfasis en la construcción a partir de entrelazar armoniosa y racionalmente el trabajo para alcanzar un terminado cónsono con la realidad.

A menudo, los periodistas van y entrevistan a un funcionario o a quien estuvo relacionado con lo sucedido y a partir de allí, marchan satisfechos a la redacción y preparan su nota; pero olvidan que cada opinión o recuento, es tan solo una versión del evento y todas, dan mayor verosimilitud al balance.

A la versión del funcionario se enfrenta la opinión de la contraparte, del técnico, el testigo u otro con su visión específica y frente a ellos están los documentos que describen o dan cuenta de aspectos estadísticos, pruebas contundentes, que reducen la imprecisión humana. Además, se requiere dar coherencia a las diferentes instancias de fuentes para que resulte una reconstrucción objetiva del fenómeno.

Se aprecia que además de la gestión en la búsqueda de datos, hay un esfuerzo que se hace de redacción, de procesamiento que da el toque final informativo. Es bueno citar aquí a Kapuscinski, ‘... es preciso estar por encima de los hechos para dominarlos como un piloto a la nave que conduce’. De ello depende el resultado y este discurso pondrá a la gente frente a un fragmento ocasional y específico que da sentido a la historia.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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