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- 16/04/2024 23:00
Planeta vs. plástico
Después de una fuerte lluvia al comienzo de la temporada de lluvias, me encontraba junto a uno de los ríos en la ciudad de Panamá. Desde la distancia, divisé una cabeza de agua que indicaba la crecida provocada por la intensa lluvia. A medida que se acercaba, parecía un monstruo avanzando río abajo. No era agua lo que veía, sino una masa de escombros, troncos, ramas y materiales de colores claros. Cuando estuvo casi frente a mí, pude discernir de qué se trataba: una avalancha gigante de plástico flotante arrastrada por las aguas, que momentos antes habían sido parte de la tormenta. A pesar de haber presenciado diversas formas de contaminación en mi vida, esta visión me inundó de decepción. Era desalentador ver cómo, en pleno siglo XXI, ciudadanos y autoridades no logran ponerse de acuerdo en la gestión de los desechos sólidos, especialmente los plásticos, que constituyen una gran parte de estos residuos. Esta tragedia no solo es panameña, es global y se requiere un esfuerzo mundial real y efectivo para subsanar lo antes posible.
Quiero compartir datos producidos por la comunidad científica y organizaciones preocupadas por el medio ambiente, que nos ayudan a comprender la magnitud del problema y los retos de solución. Se parte aclarando que no existe rincón en la Tierra que escape del alcance de los desechos sólidos generados por una sociedad consumista e irresponsable por acción u omisión. Cada año, se producen al menos 350 millones de toneladas de residuos plásticos, de los cuales 175 millones de toneladas terminan en los océanos, y la mayoría se acumula cerca de las costas. A pesar de las innumerables jornadas de limpieza, la basura continúa llegando a las playas. El problema central radica en la gran irresponsabilidad tanto de individuos que descartan basura en el medio ambiente como de las autoridades, que muestran una incapacidad fundamental para abordar y resolver esta crisis.
Según diversas fuentes, aproximadamente 82 millones de toneladas de residuos plásticos en el mundo son gestionadas de manera deficiente o simplemente arrojadas a la basura. Esto implica que no se almacenan en vertederos seguros, ni se reciclan ni se incineran adecuadamente. De esa cifra, alrededor de 19 millones de toneladas se filtran al medio ambiente: 13 millones de toneladas se depositan en entornos terrestres y 6 millones de toneladas llegan a ríos o costas. De esta cantidad, 1,7 millones de toneladas terminan en los océanos, con 1,4 millones provenientes de los ríos y 0,3 millones de toneladas desde las costas. El resto de los residuos plásticos que ingresan a los medios acuáticos se acumulan en ríos y lagos. Estas cifras son alarmantes y reflejan la irresponsabilidad global promovida por el uso descontrolado de plásticos.
El problema se agrava en el llamado mundo en desarrollo, donde millones de ciudadanos descartan residuos directamente al medio ambiente. Sin embargo, la situación no es menos grave en los países desarrollados, donde se produce y consume plástico en cantidades masivas. Esto contribuye a que aproximadamente el 0,5% de los desechos plásticos del mundo termine en los océanos, lo que equivale a entre 1 millón y 1,7 millones de toneladas al año en términos brutos.
Una vez que el plástico llega a los océanos, no se dispone de datos claros sobre su destino final. Se estima que la cantidad de plástico flotando en la superficie marina es considerablemente menor que la cantidad que ingresa inicialmente. Existe un “plástico faltante” que evidentemente está dentro del sistema, pero cuyo paradero exacto aún se desconoce. Se cree que una parte de los plásticos oceánicos se desplaza mar adentro y flota en la superficie, mientras que otros se hunden hasta el lecho marino. Sin embargo, la mayoría permanece cerca de la costa, donde queda atrapada y aparece repetidamente a lo largo de la línea costera. Aunque solemos prestar atención a los plásticos que flotan en mar abierto, es muy probable que estos constituyan solo una fracción del plástico que ingresa al océano.
En medio de esta trágica realidad marcada por cifras alarmantes de contaminación plástica, que lamentablemente sigue en aumento cada año, Panamá se encuentra entre uno de muchos países contribuyentes a este problema global. Por ello, este año el 22 de abril, Día Mundial de la Tierra adopta el lema “Planeta vs. plástico”. Este lema de reflexión insta a los ciudadanos del mundo a abogar por un sólido Tratado de la ONU sobre la contaminación plástica, que ponga fin rápidamente al uso de plásticos de un solo uso, promueva la conciencia pública sobre los riesgos para la salud asociados con los plásticos y frene la cultura de consumo desenfrenado.
Si promovemos con fuerza la conciencia ambiental y proporcionamos la información adecuada a niños y jóvenes, existe la esperanza de alcanzar las metas ambientales globales en cuanto a detener significativamente la contaminación por plástico. Esta no solo amenaza la integridad ambiental y la biodiversidad global, sino también a la propia especie humana. Confiamos en el poder transformador de la educación ambiental. Es hora de actuar y convertirnos en guías para las nuevas generaciones. Trabajemos juntos para que el plástico no destruya nuestro planeta, ni nos ahogue como generación. ¡Actuemos ya!