• 19/07/2010 02:00

Qué pobres personas

El asunto de Bocas Del Toro ha dejado muchas reflexiones. Pero para como se dan las cosas en este país, muchos de los famosos estrategas...

El asunto de Bocas Del Toro ha dejado muchas reflexiones. Pero para como se dan las cosas en este país, muchos de los famosos estrategas apuestan a que dentro de un tiempo prudencial (ojalá sea pronto, desean) todo volverá a la normalidad. Eso quiere decir que algunos vuelven al deporte de la politiquería insensata y destructiva; a su cambiadera de un partido a otro; a sus hojas de cálculo y grados de inversión. Los que sufrieron el abuso y los vejámenes, los que pusieron los muertos y heridos, los que perdieron la vista también vuelvan a la condición de invisibilidad de la cual formaban parte hace tan solo unas tres semanas.

Hace tres años publiqué el artículo titulado ‘Cómo interpretar a Watson’. Se refería a los comentarios que emitiría el notable y, hasta entonces, altamente respetado premio Nobel en Medicina Dr. James Watson, con respecto a supuestas diferencias entre negros y blancos. El Dr. James Watson compartió el premio Nobel en 1962 por sus descubrimientos sobre la estructura del DNA, y en una entrevista para el Sunday Times británico, dijo que se sentía ‘deprimido sobre las posibilidades de África’, porque ‘todas nuestras políticas sociales están basadas en el hecho de que su inteligencia es igual a la nuestra, cuando todos los estudios dicen que no es así’- (‘Inherently gloomy about the prospect of Africa’ because ‘all our social policies are based on the fact that their intelligence is the same as ours — whereas all the testing says not really’).

Señalaba en el artículo que: ‘No hay que hacer grandes esfuerzos por inferir lo obvio. De la boca de uno de los científicos más importantes de la segunda mitad del siglo XX, sale —sin resquemor alguno— la validación que muchos racistas necesitaban para retomar y seguir ondeando las banderas de la superioridad blanca’.

Watson fue censurado por organizaciones y círculos sociales, políticos y, ante todo, por los círculos y la comunidad científica que lo denunciaron severamente. Con su ligereza intelectual echó al abismo social los esfuerzos de siglos para revertir una concepción que no tiene fundamento científico, tal cual, prontamente muchos de sus colegas salieron a expresar.

Lo más crítico de la situación de Changuinola, lo más perverso, lo más brutal, no tiene que ver con el uso de la fuerza por parte de los antimotines. No tiene que ver con los muertos, aunque cada vida es importante; ni mucho menos tiene que ver con los daños materiales y las amenazas al turismo de la región. Lo más crítico tiene que ver con la vergonzosa caracterización que hicieran los altos funcionarios del gobierno sobre la población que protestaba.

Cuando escribí el artículo sobre el Dr. Watson, ofrecí un espacio de tolerancia desde mi muy humilde lugar en este mundo, entendiendo que una cosa puede ser la verdad científica sobre un hecho y otra muy distinta (y muchas veces peligrosa) la formación programada y el condicionamiento mental del individuo por su entorno desde su primer día. Pero eso no es excusa, mucho menos en Panamá, para personas que supuestamente han alcanzado un alto nivel educativo. Gente que ha vivido aquí entre varias etnias, grupos humanos y culturas.

Decía que ‘... la interpretación que yo hago del Dr. Watson se sostiene en lo que considero la etapa superior que todos debemos aspirar a alcanzar. Las luchas de los últimos sesenta años no solo han sentado las bases alrededor del mundo (...), para que se tome en cuenta la participación de todos los grupos humanos en el desarrollo de la Humanidad. El resultado de esas luchas ha ocultado el verdadero sentimiento de muchas personas, en todas las áreas sociales y del pensamiento. Han optado por lo ‘políticamente correcto’, en disimulado intento por ocultar sus verdaderos sentimientos. No todos, aclaro’.

Al igual que para África, los científicos sociales e historiadores saben que muchos grupos humanos se han alzado para defender sus territorios y sus familias frente a un invasor arrollador que su único motivo era el lucro desmesurado. También saben que si un niño negro del África —o un indígena de Bocas del Toro— inicia su vida en iguales condiciones que un niño blanco de Inglaterra, por no decir los Estados Unidos, o de Costa del Este o Paitilla, tendrán las mismas posibilidades de éxito o fracaso.

Personeros del gobierno han tenido que salir a pedir disculpas por las ofensas displicentes sobre la comunidad de Changuinola y la caracterización de ‘indios’, ‘analfabetas o borrachos’ que prefirieron sobre ellos. Tal como se comportó Watson, han mostrado quiénes son: Su real sentimiento por aquellas personas que no son de su círculo, que no se parecen a ellos. Qué pobres personas. Qué pobre condición humana.

*COMUNICADOR SOCIAL.

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