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- 04/06/2009 02:00
Participación política
La actividad política se desarrolla con diferentes participaciones, de allí que las responsabilidades frente a la opinión pública o frente a los opositores es más o menos visible, según la participación de cada persona. Por ejemplo, el accionar de los candidatos es el más visible, dependiendo de cada posición. La participación del candidato a la Presidencia nunca es igual a la de los otros candidatos. Estos últimos en su mayoría pasan inadvertidos. Pero hay otros políticos cuya actividad puede ser de apoyo administrativo, proselitismo político, en fin de disímiles maneras todas de gran valía.
Finalmente, nos encontramos con una visibilidad que acapara la atención del público y que además adquiere un grado de responsabilidad que linda en la peligrosidad, dependiendo de la agresividad o no de quien escribe o habla. Me refiero a los que llevamos por arma la palabra a los medios escritos de comunicación. Prensa o Radio.
Terminadas las actividades políticas si quien haya escrito o actuado en la prensa o radio, se encuentra en la encrucijada de que su candidato, partido o alianza sufren un descalabro electoral, entonces, esas personas que estuvieron en primera línea, son susceptibles de una persecución que podría ser de muchas maneras: legal, fiscal, laboral, física, etc., y ello es así precisamente porque expusieron su seguridad y la de su familia con sus escritos. Y cuando se trata de contrincantes como los que conforman el actual partido de gobierno los hechos se tornan más crudos para quienes hayan escrito o hablado y si además también están cobijadas en ese andamiaje personas con antecedentes peligrosos, entonces el riesgo es mayor.
Ahora bien, sin pretender demeritar la labor de muchos actores políticos, en la mayoría figuras casi anónimas, que no solo son importantes, sino vitales, dignas de respeto y consideración, pero sin ningún riesgo después de la contienda electoral.
En el pasado se decía que la palabra escrita o hablada podía ser demoledora. Se dijo muchas veces que políticos o periodistas demolieron sistemas al calor y poder de una pluma vigorosa, incisiva y cortante, pero también fueron víctimas de sistemas opresores muy dados en diferentes épocas, algunos no lejanos.
Con justa razón desde el pasado el periodismo es llamado el cuarto poder del Estado, precisamente por su capacidad demoledora frente a gobiernos despóticos. Panamá tuvo desde antes de la República político-periodistas que dejaron huellas imborrables. Y sin ir muy lejos en nuestro medio, durante la dictadura Guillermo Sánchez Borbón, Carlos Iván Zúñiga, Mayín Correa, entre otros, expusieron su seguridad de modo permanente al calor de su pluma o palabra vibrante y vigorosa.
La campaña política terminó el 3 de mayo y, gracias a Dios, el triunfo lo alcanzaron quienes no fincan sus esperanzas en el menoscabo del mérito ajeno y menos si no son proclives a la persecución, muy por el contrario el exceso de cortesía manifestada por los ministros designados confirma mis observaciones.
Es que en un período de transición no se puede ser de otra manera, porque no se tienen elementos de juicio definitivos para hacer señalamientos. Llegado el momento, cuanto se encuentre, si pugna con la moral y buenas costumbres será expuesto a la luz del día y será en este nuevo amanecer de cambios que fructifiquen las acciones buenas y que las que no, que perezcan al terminar del día. Así son las cosas.
-El autor es empresario.juramor777@hotmail.com