• 25/02/2012 01:00

Personalidades y política

G obernar es una función social de alto nivel, definitivamente muy difícil de ejercer con las condiciones que definen: la ética, la hone...

G obernar es una función social de alto nivel, definitivamente muy difícil de ejercer con las condiciones que definen: la ética, la honestidad, la política, la dignidad, la experiencia, la capacidad y el bien común. Hoy, en el mundo prima como motor administrativo el interés monetario, el negocio, la codicia, el juegavivo, la globalización. La producción en cualquiera de sus términos, sin duda es una meta de progreso general. Pero la creatividad, el trabajo, la tecnología, sobre todo en el área de alimentos e industrias utilitarias llevan la prioridad.

La mercantilización, el comercio, los servicios por muy eficientes y generadores de dinero que puedan ser, se polarizan en beneficiar fundamentalmente a sus promotores y muy indirectamente al resto de los usuarios. Especialmente con el capitalismo, aun en su forma de neoliberalismo ha ido concentrando sus fuerzas en elites bancarias y consorcios que han conducido a crisis, pobrezas, guerras e injusticias sociales. Las inversiones, sobre todo cuando se dirigen a países en desarrollo, que justamente lo que ofrecen es su subdesarrollo y oportunidades de multiplicación y crecimiento rápido, alcanzan los términos de explotación, abuso y engaño en beneficio de quienes aportan el dinero y la tecnología. No hay altruismo ni solidaridad, ni humanismo; es solo ‘bisnis’, privatizaciones.

Los administradores de los estados, tal vez con buenas intenciones a sus monetarios criterios, ven en estas prácticas una forma de elevar el PIB, las reservas bancarias y aun sus propias cuentas o empresas. Es aquí donde comienzan a evidenciarse negocios, licitaciones, compras directas, entrega y concesiones de tierras y aguas, contratos leoninos internacionales, y toda una serie de formas de corrupciones, coimas, comisiones, compromisos, donaciones electorales, concesiones, financiamiento de campañas a los puestos de elección a cambio de favores y otras hierbas (ya hay ministros candidatizados).

Ante la falta de respuesta y responsabilidad social estatal o empresarial, surge una opinión pública objetiva, en los medios de comunicación, con huelgas, cierre de calles, con violencia, y aun con delincuencia y saqueos. Pero el mundo sigue su marcha.

Y es aquí donde además de todos estos factores materiales, concretos y reales surgen otros aspectos humanos que complican las situaciones, las agravan y las alejan de los canales de posibles soluciones, sobre todo cuando se dan en las esferas del poder político.

El poder hipnotiza, ciega, obnubila, especialmente cuando está deformado por factores psicológicos de personalidad en unos u otros sentidos, pero que se marginan de la razón, la tolerancia, el buen entendimiento y el objetivo final del bien común. Las pasiones, la carencia de inteligencia emocional, las neurosis, los factores adversos de personalidad, las ambiciones, la codicia, el egoísmo, la soberbia y otras calamidades suelen aparecer para no aceptar la tolerancia, la paciencia, el respeto a los demás. Deforman y destruyen: objetivos, programas, proyectos; y, lo más grave, persisten insistentemente en crear situaciones que les complican su ejercicio administrativo y repercuten en toda la sociedad.

Aquí es donde, por la falta de credibilidad, surgen los conflictos de intereses, el amiguismo, (los nombres de siempre), las prepotencias, el autoritarismo, el juegavivo, el sobreponerse a las libertades ajenas, el abusar de sectores postergados tradicionalmente, lastiman el desenvolvimiento natural de la sociedad, aislan aun más la posibilidad de unidad nacional, crea desconfianzas, rompe la paz y desfigura la imagen gubernamental local e internacionalmente. Perjudicando, no solo al gobierno, a sus dirigentes, sino a todo el país.

En otros niveles, las actitudes contemporizadoras, la aceptación de indignidades, el desviar las críticas a esferas sin capacidad de decisiones reales, las sutiles caracterizaciones en los momentos álgidos, la fragilidad de sostenibilidad de conceptos ideológicos en forma pragmática con posiciones y propuestas firmes; debilitan las proyecciones que deben tener los partidos, la sociedad, los gremios y los mismos políticos. El psicoanálisis social con alcances en las personalidades de los dirigentes en sus varios estratos tiene su trascendencia en la psicología de las masas (Freud).

Este enfoque debe ser tomado en cuenta por todos: gobernados, gobernantes e independientes. La salud mental integral y serena es básica para la objetividad, racionalidad y desapasionamiento de las ejecuciones y decisiones de inmanencia interna estatal. PRIMUN NON NOCERE, Primero no hacer daño. No hacer con los otros lo que no aceptamos para nosotros. Los gobiernos son electos por todos, para servir a todos. La democracia tiene que ser para el pueblo y no para determinados empresarios convertidos en gobernantes. Estos tienen que contribuir efectivamente al desarrollo social, al bien común, que son sus clientes, a la retroalimentación del progreso, que tiene que activarse desde la esencia de todos los seres humanos.

Ese es el natural camino a un Panamá Mejor. Cuente en Balboas. En memoria del Dr. J. M. Faúndes.

MÉDICO Y EXMINISTRO DE ESTADO.

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