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- 05/09/2012 02:00
Rodrigo Tarté Ponce
Cuando recibí la invitación para asistir a la presentación del libro, Analfabetismo Ecológico: El conocimiento en tiempos de crisis, obra póstuma de mi querido amigo Tarté, me embriagó una dulce sensación. Rodrigo Tarté Ponce, el Doctor Tarté, el científico panameño, el artista, el gran hombre por su sencillez y humildad, compartimos varias veces la forma de pensar sobre la vida: Venimos a aportar y nos vamos. Este, no deja de ser un pensamiento sostenible, mantenernos en el tiempo, a pesar del tiempo y la ausencia de lo físico. Esto es lo que sustentaba el Dr. Rodrigo Tarté P. en su vida a través de sus actos.
Unos de los tres comentaristas en la presentación de la obra, Juan Moreno, economista, compartía a los presentes la anécdota de una conversación con un amigo que le había expresado el sentir de pérdida por el fallecimiento de Rodrigo: ‘Cuánto ha perdido Panamá, América Latina y el Mundo, con la partida de Rodrigo...’. A lo que acotó Moreno: ‘Yo diría... Cuánto ha ganado Panamá, América Latina y el Mundo con la vida de Rodrigo Tarté’.
La bióloga Oris Sanjur, también comentarista en esta presentación, comenzó desglosando el significado de Ecología, ella lanzó una pregunta a la sala diciendo: ‘Cuando se habla de ecología, ¿cuántos piensan en el parque Metropolitano o en otras áreas protegidas?’. Muchos presentes levantaron sus manos aceptando la pregunta. De eso se trata nuestro analfabetismo, en que no sabemos, porque no entendemos, porque no tenemos la información de su verdadero significado Ecología es todo aquel entorno que nos rodea, incluyendo las ciudades. ‘La ecología (del griego oikos= ‘casa’, y logos= ‘conocimiento’) es la ciencia que estudia a los seres vivos, su ambiente, la distribución, abundancia y cómo esas propiedades son afectadas por la interacción entre los organismos y su ambiente...’. No el contemplamiento de los árboles y las especies, es que somos analfabetos ecológicos, y estamos pensando en Marte...
La Obra dice en su introducción: ‘El diálogo roto’ y cita a Ilya Pripogine: ‘Siempre pensé que la ciencia era un diálogo con la naturaleza’, señala Rodrigo entre tanto razonamiento: ‘A pesar de lo asombroso de sus implicaciones, lo cierto es que los avances de hoy se ven cada vez más lejos de la satisfacción de las necesidades reales de las grandes poblaciones. En el devenir de nuestro dialogo con la naturaleza se ha puesto más énfasis en el mejoramiento e incremento de los bienes materiales que en el cultivo del espíritu, los valores éticos, el bien común y el cuidado de nuestro entorno. Estas necesidades nunca han sido tan apremiantes como ahora, ante la evidencia de que estamos poniendo en riesgo la integridad de la especie en sí. Si lo que está en crisis es la civilización como tal, resulta imperativo poner la búsqueda del conocimiento al servicio, precisamente, de eso que está en crisis. Pero entender la complejidad de nuestras relaciones con el entorno que nos sostiene ha dejado de ser una prioridad para nuestros políticos, gobernantes y ciudadanos’.
En el capítulo dos, en el segmento sobre La visión equivocada del desarrollo, señalo como impacto a la lectura de esta Obra ‘... la evolución no es una propiedad que pertenece solamente a los individuos o genes, sino a todo el sistema. El entendimiento de la interacción entre individuos y entre estos con su entorno nos conducirá a restaurar el balance entre los aspectos espirituales y materiales de nuestra propia existencia... la manera en que nos relacionemos entre nosotros y con nuestro entorno natural viviente, la manera como tratamos nuestra salud, nuestra educación, nuestra forma de hacer negocios y la concepción de muchas otras instituciones sociales y políticas, nos ayudara a entender como los ecosistemas se han organizado para maximizar su sostenibilidad en el tiempo’.
Hablar de Rodrigo Tarté y su Obra, es pensar en sostenible. En el capítulo diez, lanza una pregunta: ¿Cómo lograr la sostenibilidad? ‘Resulta obvio que el conocimiento ha de desempeñar un rol de primer orden en la revolución de la sostenibilidad’... sin duda, a lo que aspiramos es a más que a meramente sobrevivir, es a un mejoramiento de la condición y del bienestar humano, en otras palabras, a la prosperidad. Pero, ¿qué es prosperidad? Esto al igual que otras interrogantes con sus respuestas, se las dejo para que puedan degustar el leer una obra científica, que no riñe con las otras disciplinas y la filosofía.
Esa noche, de la presentación, conversaba con Ana María, la compañera, amiga y esposa de Rodrigo, me decía: ‘... sabes, estoy leyendo el libro, quiero sentir en mi interior y disfrutar lo último que Rodrigo escribió... como decían esta noche al presentar este libro, es una obra fácil de leer, pero difícil de entender’. No es que sea de difícil entendimiento, es que hay una mezcla poco usual en un libro de esta naturaleza. Está amalgamada la ciencia, investigación, la filosofía de la Humanidad y la espiritualidad que conlleva el ir descubriendo la maravilla de los ecosistemas que hacen posible la vida. Rodrigo Noriega, abogado, periodista y amigo de Tarte, describió muy bien a Rodrigo y su Obra en sus comentarios esa noche: ‘... Rodrigo no solamente fue un gran científico, era un escritor fantástico, un artista incansable, que representaba sus conocimientos también en los cuadros que pintaba, tal como reza en uno de sus cuadros que mantengo en la sala de mi casa, sino que era un hombre sencillo, humilde, que sabía escuchar, ponía toda su atención cuando alguien le hablaba...’. Me quedo con esa reflexión y la sustento.
Para Rodrigo Tarté, la Humanidad era muy importante y como comunicar sus conocimientos era parte fundamental de su sentido común, para enfatizar en la sustentabilidad de la vida para que podamos salir del ‘Analfabetismo ecológico’.
PERIODISTA