• 21/10/2020 00:00

'Los pueblos nunca se equivocan…'

“La escogencia de los bolivianos, sin dudas, fue producto de su voluntad; el pueblo tomó una decisión basado en lo que observó, una batalla de egos, donde, el originalmente malo de la película por violar la Constitución, terminó siendo la víctima por las ambiciones de otros […]”

En diciembre de 1983, en Venezuela se celebraron las sextas elecciones presidenciales de la era democrática que comenzó en 1958 con el derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez.

En esas elecciones los principales candidatos fueron Jaime Lusinchi y Rafael Caldera, siendo electo el primero. La noche de la elección el candidato Caldera reconoce el triunfo de su adversario y hace una declaración ante los medios, felicitando al presidente electo y fijando posición sobre lo que debía ser la actuación del nuevo Gobierno y de la oposición.

En ese discurso, Caldera pronuncia una frase que los medios de comunicación tomaron como titular de esas declaraciones, aunque solo tomaron una parte. En cierto momento de esa declaración, Rafael Caldera dijo: “… los pueblos nunca se equivocan…”; y, luego de una breve pausa, agregó: “… y tienen los Gobiernos que se merecen”.

Esa expresión, por supuesto, generó polémica, pues, a quienes votaron por Lusinchi les parecía que Caldera había sido muy gallardo al admitir su derrota, y quienes apoyaron a Caldera no entendían la expresión, menos aún si solo se miraba la primera parte.

La traigo a colación 37 años más tarde por los resultados de las recientes elecciones en Bolivia, y por lo que se avizora será la elección de los EE. UU. En el primer caso, el candidato Luis Arce del Movimiento al Socialismo -partido de Evo Morales- gana en primera vuelta con una amplia ventaja de más del 20 %, lo cual adicionalmente les da mayoría en la Cámara del Senado.

Hace un año, la OEA, aceptó que Evo Morales violara la Constitución y con un subterfugio legal se volviera a postular; pero, posteriormente declaró la misma OEA que la elección había sido fraudulenta, lo cual degeneró en una crisis política y la salida de Morales al exilio, además de grandes manifestaciones con la pérdida de vidas en esas protestas.

Sin embargo, un año después, el partido de Morales logra una contundente victoria. ¿Cómo se explican estas idas y venidas? Me permito algunas consideraciones que podrían ser luces para comprenderlo.

Evidentemente, en 13 años en el poder algo bueno debió hacer el Gobierno de Evo Morales en favor de las clases más desfavorecidas. No obstante, su Gobierno se tornó cada vez más autocrático, seguido de eventuales casos de corrupción de su Gobierno, ventilados durante su exilio.

La gestión de la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez Chávez, definitivamente no estuvo a la altura de las circunstancias. Si bien recién comenzando su mandato, la pandemia le afectó, como a todos los mandatarios en el planeta, su manejo, no fue el mejor. Sumado a ello, su gestión se centró en atacar y poner en evidencia supuestos casos de corrupción de la administración de Morales, en vez de generar beneficios para los ciudadanos. Es decir, hizo una gestión más politiquera que administrativa.

Gran error de la mandataria no entender que era una presidenta interina, encargada de la transición entre la era Evo Morales y el retorno a una democracia con los contrapesos y controles.

Por otro lado, su salida al ruedo político anunciando su aspiración como candidata presidencial enrareció el ambiente político, fragmentando, aún más, a los opositores de Morales, todo para terminar, un par de meses después, retirando la candidatura, pero ya el daño estaba hecho.

Con sus ambiciones, la presidenta interina validó el relato del partido de Morales, quienes siempre argumentaron que les habían dado un golpe de Estado. Ante el imaginario popular, quedó sembrada la sensación de que efectivamente todo fue una vendetta contra Morales.

Los regionalismos y los egos tampoco ayudaron. Varios candidatos, algunos con gran prestigio internacional, pasaron meses estancados en 2 o 3 % de las preferencias electorales. Cuando un candidato pasa más de tres meses estancando, difícilmente avanzará. Retirarse una semana antes de la elección no ayudó en nada a la unidad de la oposición. Otro tanto sucedió con los regionalismos, cuando un candidato usa este argumento, sin dudas despierta el interés de la región, pero también genera el rechazo del resto del país, con lo cual, su crecimiento posiblemente sea muy limitado.

La escogencia de los bolivianos, sin dudas, fue producto de su voluntad; el pueblo tomó una decisión basado en lo que observó, una batalla de egos, donde, el originalmente malo de la película por violar la Constitución, terminó siendo la víctima por las ambiciones de otros.

Esperemos que cada uno asuma su responsabilidad, y que sea lo mejor para Bolivia, porque… los pueblos nunca se equivocan.

Consultor político; en Twitter: @orlandogoncal.
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