- 18/08/2020 00:00
¿Por qué estamos como estamos?
Cuando la Democracia Cristiana fue echada del Gobierno, el 8 de abril de 1990, los allegados del presidente Endara se relamieron la boca. Había más puestos que repartir ante nuestra salida. Nombraron director en la Policía Nacional a Gonzalo Menéndez Franco, quien a los pocos meses renunció ante su activa participación en acto político partidario, algo prohibido por la Ley.
Ese Gobierno inició con nepotismo: Endara quiso a su tío Jorge Endara en el Seguro Social. Billy Ford exigió para su sobrino la Zona Libre de Colón y su hermano embajador en España. El liberal Arnulfo Escalona pidió el Idaan para su hermano.
Durante Pérez Balladares, se empezó exitosamente la renovación del Estado panameño y se dieron importantes pasos para la recuperación económica. Al plantear su caprichosa reelección, hizo perder mucho esfuerzo gubernamental. Con Mireya Moscoso, comenzaron con muchos improvisados. Carecía de ningún otro mérito que el de haber sido esposa de Arnulfo Arias. Recuerdo la discusión pública que tuve con ella en RPC Radio sobre el inconcebible uso que dio a la partida discrecional, gastándose miles de dólares en compra de joyas y prendas de vestir para su uso personal. Allí se dieron las donaciones de China Taiwán para remodelar el Hospital Santo Tomás (40 millones) y el José Domingo de Obaldía en David con fondos regalados por Corea del Sur, manejados por una Fundación privada dirigida por el ministro de Salud, contrario a lo que junto con el contralor Weeden, sostuve que se trataba de fondos públicos que debían ser escrutados por la Contraloría. Tampoco hubo supervisión en otras donaciones para remodelar la Cancillería ni el todavía inconcluso Museo en Curundú.
Durante Martín Torrijos se trajo a Panamá a Odebrecht para que hiciera la cinta costera y terminara la autopista hacia Colón. Los excesivos sobrecostos motivaron que fuera bautizada como la Cinta Coimera. Odebrecht y otras constructoras siguieron con Martinelli con iguales resultados de corrupción. Compró diputados para lograr mayoría en la Asamblea, a través de más de 400 millones que distribuyó entre diputados el PAN (solo su director Rafael Guardia Jaén está preso). Las obras faraónicas fueron propicias para millonarias coimas: el Metro, arreglos de vía Brasil, Minsa-Capsi, Ciudad de la Salud. La corrupción se puso que se vieron obligado a despedir a los ministros de Salud (Vergara) y MOP (Suárez).
Varela siguió por el mismo camino. Para lograr mayoría en la Asamblea se alió con el PRD, para la cual tuvo que ser muy generoso en nombramientos que hizo a diputados, hasta el punto de que los mismos se convirtieron en un negocio para algunos, nombrando gente ficticia para los diputados que no tuvieran tanta gente para llenar la planilla. Abusó del poder para ayudar a sus amigos: Guillermo Liberman de PSA y otros que salieron a relucir en los VarelaLeaks, cuyo contenido nunca negó. Lo hecho con la procuradora Porcell fue tan grave que la obligó a renunciar.
Cortizo llega al poder sumamente comprometido. Su triunfo interno lo debe al apoyo de los diputados del PRD y a los jóvenes que lo ayudaron a recaudar fondos. El precio a pagar sería muy alto. Le nombraron ministros que no respondían a él y mucha gente sin capacidad y sin mística de servicio público alguna, que se ha convertido en el dolor de cabeza de su administración, expresado en los últimos días cuando un funcionario del Miviot amenaza al que no apoye en redes sociales al ministro. Igual situación pareciera estarse dando en el MOP. Un funcionario de Aseo usando carro oficial para transportar familiares a fiesta en domingo. Por esa excesiva tolerancia es que han aparecido tantos casos de corrupción, que al final no se sanciona a nadie. Cortizo ha denunciado a gente que se aprovecha de bolsas que se reparten y dijo estar harto de la gente que no trabaja. Si el presidente Cortizo no se sacude de los “amigos” y copartidarios que tanto daño le están causando, todo seguirá empeorándose. Días atrás, un embajador amigo me pregunto si yo creía que Cortizo duraría los cinco años de su mandato. Le contesté: a diferencia de otros países, donde si el presidente o primer ministro no sirve, se le cambia por otro, en Panamá tendremos que esperar el final de su mandato.
Apegados a la institucionalidad, debemos ayudar al presidente a que enderece la nave del Estado. Lo creemos capaz de hacerlo y por eso no hay que abanicar locuras que algunos plantean. La responsabilidad ciudadana, con sus constantes denuncias, está sacando a relucir lo malo. Eso es positivo.
Presidente Cortizo, todo está en sus manos. Seguir así no nos ayudará a poder terminar de sobrellevar la pandemia y recuperar la economía una vez esta termine. Sacuda de su alrededor todo lo que molesta al buen funcionamiento de su Gobierno.
Pareciera que los gobernantes se han acostumbrado a hacer las cosas mal. Le corresponde al amigo Cortizo cortar con la maldición de que todo nuevo Gobierno es peor que el anterior, lo cual permitirá pedirle a la sociedad que no se queje tanto y también sea diferente y aporte.
(En mi nuevo libro, Luchar sin permiso, analizó la dictadura y todos los Gobiernos que se dieron después, sin incluir el actual, que se podrá obtener en Amazon y posteriormente en Gran Morrison).