• 03/09/2022 00:00

Quiebra el IVM ¿Nos hundimos o nos salvamos?

¿Qué harán los casi 300,000 pensionados y jubilados de la Caja del Seguro Social de la República de Panamá (CSS) ahora, y cuando las reservas para el pago de sus pensiones y jubilaciones se terminen en 2024 y no reciban el dinero que corresponde a esos beneficios? ¿De qué y cómo vivirán? ¿Cuáles serán los efectos sobre los bancos, comercios, proveedores de otros bienes y servicios, y otros sectores de la Economía?.

¿Qué harán los casi 300,000 pensionados y jubilados de la Caja del Seguro Social de la República de Panamá (CSS) ahora, y cuando las reservas para el pago de sus pensiones y jubilaciones se terminen en 2024 y no reciban el dinero que corresponde a esos beneficios? ¿De qué y cómo vivirán? ¿Cuáles serán los efectos sobre los bancos, comercios, proveedores de otros bienes y servicios, y otros sectores de la Economía?

Actuarios, financistas, expertos en Seguridad Social y otros profesionales y grupos de estudio e interés han expresado que el subsistema de beneficio definido de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) está prácticamente en quiebra. La CSS roba, mata y estafa. Ahora arruina.

¿Se trata de un problema reciente? ¿Hay esfuerzos de solución por parte de los sectores responsables, no? A ello se ha llegado a través de décadas por la incompetencia, corrupción y el manejo clientelista usual de la CSS (administradores y esa olla de grillos incapaces que son sus Juntas Directivas) y de los Gobiernos —nada puede esperarse de ellos— y por los cambios en la situación demográfica y de empleo que afectan la estructura y viabilidad de los programas de IVM. Las administraciones del Martinelli y Varela no tomaron acción. La de Cortizo también se ha lavado las manos con las declaraciones irresponsables del presidente, desdeñando a priori las medidas paramétricas, con la huida hacia delante, que es una supuesta colaboración técnica de la Organización Internacional del Trabajo y con el rebuzno demencial de un Asesor Presidencial indicando la renuncia de este Gobierno a tratar el problema del IVM por “falta de viabilidad política”. En la Mesa de discusión de Penonomé tampoco va por buen camino.

Conclusión: la quiebra es inevitable y no habrá acción para paliarla o evitarla. No se pondrán de acuerdo. Los números no mienten. El panorama es tan sombrío como la crónica de una muerte anunciada ante la cual lo mejor es ir preparando una especie de extremaunción (sin santos óleos, sacerdote ni absolución). Preparase para bien morir. Ars moriendi «El arte de morir». En la confesión precedente, cada uno de los 300,000 pensionados y beneficiados que se verán afectados, se debe cumplir las siguientes penitencias para cuando no reciban más sus prestaciones:

1. Preguntarse y calcular si tendrán, de qué vivir y de dónde recibirá algún auxilio económico. Si es beneficiario o jubilado y tiene empleo, siga en él. Si se jubila y tiene un empleo, siga trabajando.

2. Consultar con el banco con el cual tiene un crédito personal, hipotecario y de otro tipo que medidas tomará el banco ante la falta de pago.

3. Solicitar a la Superintendencia de Bancos que acciones ha dispuesto con la debida anticipación para que los bancos hagan frente a la contracción del mercado de créditos y depósitos y para pagar los intereses a sus depositantes e inversionistas.

4. Establecer, por parte de los bancos y las autoridades, proyecciones sobre los saldos de la cartera crediticia, de préstamos hipotecarios y de consumo personal con jubilados. Es notable el esfuerzo promocional de los bancos y empresas financieras hacia ese tipo de cliente. Será indispensable la fijación de créditos “modificados”, a semejanza de la situación derivada de la pandemia de covid ¿Qué hipótesis hay sobre la magnitud, grado y riesgo de recuperación de esos créditos? En qué medida ese riesgo afectará la responsabilidad de pago de intereses a depositantes e inversionistas?

5. Llegar a un acuerdo con el supermercado o tendero de la esquina para que le siga suministrado los víveres, y bajo qué condiciones.

6. De manera semejante, con el médico, la farmacia, la escuela de sus hijos o nietos, el transporte, la empresa de electricidad, el Idaan y otros bienes y servicios.

7. Explorar arreglos con acreedores para pagarles con servicios o suministro de bienes.

8. Conforme sea el resultado de las gestiones antes recomendadas, efectuar arreglos para los servicios fúnebres para cuando llegue el momento.

9. ¿Protestas, una soga para colgar a los responsables? Prefiero no comentarlo.

Así es como se ve la situación. ¿Pesimista, desorbitado, alarmista, agorero, apocalíptico? No engañarse a uno mismo. No engañar a los demás. Me confieso culpable de que con este artículo mucha gente no logre conciliar el sueño o duerma intranquila. Mejor es que se vayan acostumbrando porque en un 2024 cada vez más cercano despertarán a una pesadilla permanente.

¿Pero, en el minuto final, podemos acogernos a que “la esperanza es lo último que se pierde”? ¿Cuál sería esa esperanza? Una reforma a la ley que separe las prestaciones médicas asignándolas al Ministerio de Salud Pública y deje a la CSS los programas de sociales de IVM, ¿Seguros y otros? Eso es posible si hubiese una gestión de la CSS donde se erradique la incompetencia, la corrupción, la rebatiña de intereses, la mentira generalizada y la indiferencia de los beneficiarios. Y que no sea necesario cerrar las vías de todo el país ni condenar a los niños y jóvenes panameños a la ignorancia. ¿Será este un tema planteado a los panameños en el circo electoral de 2014? ¿Será ya demasiado tarde?

Consultor en Asuntos Económicos y Bancarios
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