Racismo racial retrocede

No se puede ocultar que las trenzas han reanimado el debate sobre el racismo en Panamá, aunque el Ministerio de Educación no ha prohibido sino su porte extravagante en el salón de clases por razones obvias.

Mis amigos Alberto Barrow, Patacón Ortega y otros activistas de la etnia, encontraron racista la medida y no faltaron gritos de racismo contra la ministra, Lucy Molinar.

Lucy es negra y su marido es blanco... Dice Carlos Fuentes que el apareamiento entre razas distintas es la máxima expresión de tolerancia. Luego, Lucy no es racista.

El tiempo en que una pareja black and white causaba escándalo a su paso se acabó. En Panamá las parejas bi raciales aumentan día a día, como en todo el mundo... Mandela, negro, y Obama, un mulato, han sido elegidos presidentes de dos grandes naciones por sus compatriotas de todos los colores... En Panamá, en un momento de su pasado más reciente, el Consejo de Gabinete estuvo conformado por un presidente nieto de español, criado en el Chorrillo, tres ministros blancos, tres mulatos y seis negros... Yo era uno.

En esta materia de convivencia social, como en otras, la Nación panameña avanza, paso a paso, pero sin pausa; hay resabios, los habrá siempre, porque la historia corre por etapas que no desaparecen de un plumazo, sin dejar rastros en las siguientes; pero el mundo, Panamá incluido, marcha sin equívoco hacia una sociedad humana que tiende a integrarse en todos los terrenos, libre de odiosas discriminaciones, fuentes de las guerras más salvajes experimentadas por la Humanidad.

Las doctrinas de la superioridad blanca que arrojaron dolor, vergüenza y sangre en la década de 1940 —y la negritud, cuyos extravíos aun no han causado un holocausto, a pesar de los Mugabe africanos que lo empujan— están destinadas a un rincón anónimo de la historia... Es cuestión de tiempo.

*ABOGADO Y DOCTOR EN CIENCIAS POLÍTICAS. LA SORBONNE, PARÍS.