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- 11/12/2020 00:00
Las recomendaciones de la 'brújula' y las reacciones negativas del Gobierno
Los intereses de Panamá están muy por encima de la simpatía y cariño que siento por Nito Cortizo.
La “brújula”, que recoge el sentido común, le recomendó al Gobierno una mayor prudencia en los gastos, dadas las circunstancias por las cuales estamos atravesando. Lamentablemente, esto cayó en oídos sordos.
A pesar de que las recaudaciones bajan todos los semestres, el Gobierno panameño pareciera estar en una carrera desenfrenada de quién gasta más. La palabra “ahorro” pareciera no existir entre los funcionarios. La burocracia estatal está, en costo y números, en unos niveles altísimos, como si Panamá estuviera pasando una época de gran bonanza económica.
Hace unos meses, el presidente de la República anunció que él y los altos funcionarios de su administración, en forma voluntaria, se iban a recortar sus salarios y gastos de representación. Estas declaraciones fueron muy bien recibidas por la comunidad que estimó que este gesto involucraría un cambio total de política y la “brújula” comenzó a girar en la dirección correcta. Nada de esto sucedió. Pasaron las semanas y los meses y no se dio ningún recorte. Los gastos siguieron subiendo, especialmente el de los altos salarios que devengan la cantidad de asesores que tiene en demasía el Gobierno.
A ese grupo de privilegiados, con buenos salarios, se les ha dotado de toda clase de comodidades, inclusive, últimamente, les dieron chóferes con automóviles y combustible para que cumplan con sus obligaciones.
La propaganda le cuesta al Estado sumas muy altas. No se habla de miles, sino de millones de dólares.
Si por un lado el Gobierno gasta más de lo que debe, la Asamblea Nacional, por su lado, aumenta su planilla de “botellas”. Todos esos dineros, que tanto crítica la comunidad, son aprobados por el Órgano Ejecutivo.
Recuerdo muy bien, hace más de 50 años, mi padre me dijo: “Si entre nosotros, hablaran de los panameños inactivos y señalaran con su dedo de fuego a los que han despilfarrado los fondos nacionales creando botellas y contribuyendo, sin recato, a ayudar al compañero político, estas acciones no se podrían llevar a cabo”. Estas políticas caen muy bien hoy.
Independientemente de este grave problema económico, el público se está preguntando hoy día: “¿Qué está sucediendo con el PRD?”. En el caso de Venezuela, el Gobierno tomó una actitud, desconociendo las elecciones fraudulentas del dictador Maduro. Por otro lado, el secretario general del PRD, Pedro Miguel González, viajó a Venezuela en compañía del secretario de la Asamblea Nacional, señor Panay, y le dieron su respaldo a la farsa madurista, que inclusive llamaron “democráticas” a esas elecciones que los propios venezolanos condenaron. Los extremistas radicales de izquierda, liderizados por Pedro Miguel González, dominan el partido, no hay el equilibrio que promueven los elementos moderados de ese partido, que fue la política que siguió su fundador, Omar Torrijos. Repetidas veces dijo: “Ni con la izquierda ni con la derecha”. Siempre buscó el centro.