• 06/09/2020 00:00

¿Cuál recuperación económica?

La situación del país es de alto riesgo para la población que están en pobreza. Son miles de personas que han caído en precariedad, que no cuentan con los ingresos suficientes para hacerle frente a los gastos necesarios que les permitan cubrir sus necesidades básicas.

La situación del país es de alto riesgo para la población que están en pobreza. Son miles de personas que han caído en precariedad, que no cuentan con los ingresos suficientes para hacerle frente a los gastos necesarios que les permitan cubrir sus necesidades básicas. Miles de trabajadores que no han sido reintegrados y se mantienen en incertidumbre; o que, al ser integrados, se les ha forzado a aceptar una reducción del 50 % de su jornada laboral.

La situación se torna más difícil, ante un Gobierno empresarial que solo vela por los intereses de los grandes empresarios. Que improvisa, que miente frente al estado real de la situación de salud ante el coronavirus. Un Gobierno que, a más de cinco meses de la pandemia, no ha hecho llegar a muchos panameños el insuficiente bono de 100 balboas. Un Gobierno que aprovecha la COVID-19 para hacer realidad el sueño de los empresarios, “reformar el Código de Trabajo”, a partir de la Ley 157, violentando el hecho de que el Código constituye derechos mínimos, por tanto, debe privar el principio de progresividad.

Cortizo, desde antes de declarado el coronavirus en el país, expresaba que se estaba preparado, que existían planes para enfrentar la pandemia, para regresar a la “normalidad”, para reactivar la economía”. ¿Cuál plan?

Iniciaron hablando de “regresar a la normalidad”, ante las fuertes críticas de los sectores populares, ahora usan el concepto de “nueva normalidad”. ¿Cuál normalidad? La de la exclusión y discriminación social, la de pobreza, la de corrupción, la de ausencia de democracia.

Hablan de recuperación económica. ¿Recuperación económica para quién? Para los empresarios que gozan de privilegios con pandemia y sin pandemia. A los que se les conceden leyes que atentan contra los derechos de la mayoría de la población. A los que son respaldados económicamente con los recursos públicos y el endeudamiento nacional. Los que participan de la corrupción.

Una recuperación económica que no considera el desarrollo nacional y social, que no considera a los trabajadores, desempleados, campesinos, pobladores, indígenas, afrodescendientes, pequeños productores, cuentapropistas.

Según Laurentino Cortizo, el compromiso del Gobierno nacional “sigue siendo encabezar la lucha contra la pobreza y la desigualdad”. Nos preguntamos si ello es factible con jornadas laborales reducida y salarios mermados, con un incremento de más del 10 % de informalidad laboral, con normas laborales especiales que flexibilizan aún más el Código de Trabajo (Ver Ley 157 y EMMA).

Según los voceros del MEF, la economía panameña saltará de un crecimiento negativo en el 2019 a uno positivo de 4 % en el 2021. Esta medición cuantitativa de la economía, basada exclusivamente en el crecimiento del PIB, no ha beneficiado a la mayoría de los panameños que vive en la informalidad y pobreza. El pueblo requiere desarrollo económico; es decir, bienestar humano, y no solo crecimiento. Hasta ahora la dinámica del crecimiento se concentra en pocas actividades económicas, regiones y manos. El llamado plan de recuperación económica de Nito-PRD, está anclado en la misma visión, que solo favorece a los 115 ultramillonarios.

El Gobierno ha dejado de lado que la recuperación económica debe facilitar los medios de vida a corto y largo plazo de la población; debe abordar sistemáticamente las vulnerabilidades y desigualdades subyacentes para avanzar hacia un desarrollo sostenible y equitativo. Debe gestar medidas de política económica que permitan equidad para poder favorecer a los marginados. Debe permitir preservar las fuentes de empleo, y la creación de puestos de trabajo y empleo digno a mediano y largo plazo, que permitan las oportunidades de salarios justos y de generación de ingresos. Debe tomar todos los pasos posibles para aliviar el sufrimiento humano, resultado de la exclusión social ahora profundizado por la COVID-19.

Los discursos faltos de medidas a favor de la vida humana terminan por desesperar aún más al pueblo humilde y trabajador, que se ve en la necesidad de salir a las calles a buscar el sustento diario. Constantes están siendo las manifestaciones en las calles del pueblo por defender sus derechos políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales.

Secretario general de Conusi-Frenadeso.
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