• 20/10/2015 02:00

El reino de Varela y la ironía de la oposición

La división del PRD y la forma como ha sido neutralizado el CD, han logrado, entre otras cosas que el presidente Juan Carlos Varela gobierne

La división del PRD y la forma como ha sido neutralizado el CD, han logrado, entre otras cosas que el presidente Juan Carlos Varela gobierne casi sin oposición. De no ser por las protestas aisladas que producen los problemas reales, se diría que en este país todo el mundo está contento con su administración.

El espacio y la ausencia de críticas han dado a Varela un tránsito sin mayores contratiempos. Por lo menos sin ningún ‘tranque ' a la vista, aunque los menos optimistas pensemos que ‘se está incubando una crisis '. Salvo las críticas ocasionales y calculadas de algunos medios, los opositores entre ellos, habría que decir que Varela cuenta con todo para hacer, no solo un buen Gobierno, sino lo que apetezca.

Pero ¿qué hace posible este escenario? No se trata únicamente de que las viejas militancias no encuentren el camino de las masas que otrora se volcaban a las calles frenéticamente a exigir ‘pan, poroto y carne... ', o ‘soberanía o muerte ', o ‘justicia ' o lo que sea; tampoco que esas consignas se hayan jubilados. Por lo menos tres razones parecen sustentar la comodidad sobre la que está sentado el mandatario: el respaldo de grupos económicos decididamente influyentes, la propia evolución económica del país (los ‘mall ' siguen llenos, todos los días, las inversiones se incrementan, pese a haber disminuido respecto a periodos anteriores) y una especie de despreocupación de Washington hacia la cosa en Panamá.

Sí, de Washington, porque bien se sabe cómo pesa su palabra en el istmo. Suficiente como para decir que las cosas andan bien en Panamá o, por lo menos, sin merecer mayores preocupaciones.

¿Quiere decir todo eso que en efecto las cosas estén bien? Bueno, el tema del agua sigue siendo un dispositivo con reloj de tiempo; el tema minero; las hidroeléctricas, el transporte igual, etc. Lo real es que ni las viejas militancias dirigen ni capitalizan tal situación y los partidos políticos se muestran dispuestos a resolver las diferencias y las inquietudes de la mejor manera, al calor de un buen café.

La mejor muestra, el reciente anuncio de huelga nacional que impulsarían gremios magisteriales, y por alguna razón, que no creo que sea la responsabilidad de sus dirigentes, el conato murió antes del primer suspiro. Lo que quiere decir que, pese a las dificultades que van surgiendo en el camino, la administración Varela da muestras de capacidad para entenderse con unos, neutralizar a otros y tomar en cuenta a algunos solo en la medida de su importancia.

Lo que quiere decir que en efecto, gobierna a sus anchas. Y seguirá siendo así, mientras en el círculo de las confrontaciones sigan los mismos actores con las mismas concepciones, sin disposición a romper esa composición, porque al fin y al cabo la bonanza económica es el colchón donde se mece el país.

Tal es la crisis de los partidos, sus agrietamientos internos, que parecen empeñados en lograr su vigencia a través de las reformas electorales y no por el peso entre los electores. Recuerda un poco cómo en el 2009 un movimiento, como lo era el CD entonces, pareció encarnar de mejor manera las preocupaciones de las mayorías, que los partidos políticos.

Ahora no es CD, es MOVIN quien va marcando pautas, lo que, si se mantiene así hasta 2019, seguramente engendrará sorpresas anunciadas. Y no veo preparado al PRD para esa fecha, su división interna, que no los deseos de sus miembros, parece indicar que allí aún hay decisiones que saldar.

Nada de sorpresivo tendría que una fórmula panameñistas-Movin se abriera paso hacia el futuro. Irónicamente, la ausencia de una oposición real y efectiva es tanta que pareciera que el mismo Gobierno se ha visto en la necesidad de engendrar a sus críticos.

PERIODISTA

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