• 23/04/2025 00:00

Rompieron el paraguas, hicieron una estaca y la han clavado en nuestro corazón

“Que nadie se equivoque, que nadie caiga en el error, grave y peligroso, de pensar que las bases militares (yanquis) ubicadas en las riberas del Canal son capaces de protegerlo y de garantizar el libre tránsito por él. Sólo la paz social de la región puede hacer esto”.

“Expliqué que quedábamos bajo el paraguas protector del Pentágono, pero que contra ese poder -meramente formal, porque materialmente ya lo está la mitad del mundo, con o sin su permiso- yo contaba y confiaba en una juventud que no se dejaba intimidar, y menos aún intervenir”. Omar Torrijos

Teniendo como preámbulo estas advertencias de Omar Torrijos hace casi 50 años, no se puede más que indicar que los acuerdos firmados recientemente con bombos y platillos por el actual Gobierno de Panamá con el secretario de Defensa de los EUA, representan la indignidad y la cesión de soberanía e integridad territorial más grave en la historia de nuestra República desde el tratado Hay-Bunau Varilla hace más de 100 años; incluso más grave que el convenio de bases de 1942 durante la Segunda Guerra Mundial, que tenía sustento en el tratado general de 1936. Con el agravante de que estos convenios de hoy en día no han sido suscritos por un francés, sino firmados, avalados, defendidos y celebrados por panameños. Si alguien tiene duda de lo que representan estos acuerdos, no hay más que leer la versión en inglés del comunicado y las declaraciones del secretario de Defensa, en donde se omite y se evita reconocer la soberanía panameña.

No importan los tecnicismos o lenguaje diplomático con que se quiera disfrazar por parte de las autoridades panameñas, se está nuevamente reestableciendo la presencia militar de EUA en las tres bases más estratégicas (Howard, Rodman y Sherman). Volver a tener presencia en estas tres bases fue un objetivo que el Pentágono intentó alcanzar en la década del 80, y que no lograron conseguir ni siquiera luego de la invasión en 1989.

A esto hay que sumar la intención de eximir a EUA del pago de peajes por el uso del Canal de sus barcos militares, a través de otro eufemismo “costo neutral” que incumple directamente el Tratado de Neutralidad, no importa cómo lo denominen. En este caso, además, hay que preguntarse qué tipo de “servicios se seguridad” puede prestar el Departamento de Defensa de EUA a nuestro país, que luego puedan ser compensados para exonerar el pago de peaje de buques de la armada de ese país. No se trata solo del tema de la exoneración ilegal del pago, sino que incumple lo establecido en el artículo V que es contundente: “...solo la República de Panamá manejara el Canal y mantendrá fuerzas militares, sitios de defensa e instalaciones militares dentro de su territorio nacional”.

El permitir la presencia y “labores de seguridad” de fuerzas militares de EUA (con el otro eufemismo de conjuntas) en las áreas adyacentes del canal, violando nuestra Constitución y el Tratado de Neutralidad, implica clavar una estaca en el corazón de nuestra dignidad y soberanía, y nos somete a una humillación, ultraje y vergüenza que no sufríamos desde antes de 1977.

Como si esto fuera poco, esta presencia militar de EUA nos pone en la primera línea de fuego, dentro del principal conflicto geopolítico del siglo XXI (EUA-China), tal como se desprende claramente y sin ambages de las declaraciones de las autoridades de EUA, sobre el propósito real de la presencia de tropas en estas bases en nuestro país, con el riesgo adicional de que las decenas de otros países adheridos al Tratado de Neutralidad, denuncien este incumplimiento o se retiren de él.

Por último, la muestra más contundente de lo grave y oscura de esta actuación, que quedará marcada en la historia, es que estos mecanismos propuestos de costo neutral, “first and free” y de establecimiento de la presencia militar de EUA en estas bases o como las denominan en el acuerdo “ubicaciones autorizadas, instalaciones y áreas designadas”, no fueron sometidos a un proceso de consulta previa con actores relevantes del país, sino que fueron informados (además de forma equívoca con textos diferentes en español e inglés) luego de haber sido firmados por las partes, es decir, fueron negociados y acordados de espaldas a la opinión pública.

Señores del gobierno actual, no se equivoquen creyendo que esta actuación y sus convenios son un hecho consumado. Así como en diciembre de 1947 el pueblo salió a las calles y logró el rechazo del convenio de bases militares, así como en 1964 los jóvenes derramaron su sangre defendiendo nuestra soberanía simbolizada en que nuestra bandera ondeara en la Zona del Canal y en 1977 una generación de panameños, liderados por la visión estratégica de Omar Torrijos, negociaron el perfeccionamiento de nuestra soberanía, así mismo la actual generación, que no se deja intimidar y menos aún intervenir, está forjando en sus entrañas la chispa que permitirá rechazar y lograr la derogación de este exabrupto.

Les debemos eso y mucho más, a todas las generaciones de patriotas que ofrendaron sangre, sudor y lágrimas para que tengamos un solo territorio y una sola bandera.

*El autor es abogado y exministro de Estado
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