• 19/05/2013 02:00

Oposición venezolana por la ruta equivocada

La nueva situación política en Venezuela surgida de la emergencia del liderazgo de Hugo Chávez, se caracteriza por una permanente confro...

La nueva situación política en Venezuela surgida de la emergencia del liderazgo de Hugo Chávez, se caracteriza por una permanente confrontación con niveles variados de tensión, donde la oposición con el apoyo de grupos de poder económico locales e internacionales, optó en no pocas veces por el uso de prácticas antidemocráticas.

Es decir, aunque las políticas iniciales del presidente Chávez recogidas en el Plan Bolívar 2000 y la nueva Constitución de 1999, respondían a las mayorías socialmente excluidas, su programa no fue suficientemente radical. La oposición, al principio desconoció esa nueva Constitución e incapaz de rehacer sus fuerzas participó electoralmente a través del comandante Francisco Arias Cárdenas, hoy gobernador chavista de Zulia.

Hechos los cambios en la estructura política, el proyecto bolivariano se encaminaría a las transformaciones socioeconómicas con la inevitable confrontación con el sector privado más conservador y el capital transnacional en el 2001. De aquí que convergen en su rechazo Fedecámaras, los dueños de los medios de comunicación y la jerarquía de la Iglesia Católica, además de una parte disidente de la jerarquía militar.

En el 2001, los opositores concluyeron en la necesidad de poner fin al gobierno chavista y convocan al Paro Cívico del 9 de diciembre. El éxito del paro y la radicalización de posiciones de parte y parte, catapultaron la estrategia del golpe de abril de 2002. Frustrado este intento, los sectores opositores, con sus aliados externos, continuaron la conspiración con el sabotaje de la industria petrolera de diciembre de 2002.

A pesar de su derrota en la segunda ofensiva, la correlación de fuerzas estaba prácticamente pareja, lo que condujo a que la oposición pasara del objetivo de la salida inmediata de Chávez, hacia el adelanto de elecciones o el adelanto del referendo revocatorio.

El acuerdo de la mesa de diálogo entre la oposición y el gobierno del 23 de mayo de 2003, deslegitimó el proceso de confrontación creado por la oposición durante todo el año anterior. La oposición terminó aceptando el referendo revocatorio en el marco constitucional, como salida a la conflictividad generada por ella misma.

El resultado del referendo revocatorio del 15 de agosto de 2004, no fue reconocido por las fuerzas opositoras. Posteriormente a cuatro días de las elecciones parlamentarias de diciembre de 2005, la oposición se retira y deja la Asamblea en manos de los parlamentarios chavistas.

En una aparente renuncia a los sabotajes económicos y políticos, la oposición acudió a las elecciones presidenciales del 2006, cuya derrota reconoció. Pero empezó a recuperarse en las elecciones regionales y contribuyó a la única derrota del chavismo por estrecho margen, en el referendo de reforma constitucional del 2007. Su participación en la actividad pública, le ha permitido incrementar su caudal electoral.

En las elecciones de octubre de 2012, logró aproximarse en votos al presidente Chávez. En las recientes elecciones realizadas debido a su fallecimiento, las fuerzas opositoras alcanzaron una importante cifra en su favor, gracias a lo cual desconocen el resultado.

El mal camino de la oposición podría arruinar sus incuestionables logros. El candidato opositor, ha optado por asumir una postura ajena a la institucionalidad y volver a un escenario similar al de 2002. Los sectores conservadores (derecha radical) locales e internacionales, parecen haber concluido que es el momento de destruir el germen de proyecto revolucionario, tras el fallecimiento de Chávez.

La manipulación mediática de la existencia de fraude, ha sido la estrategia más usada por estos sectores para fomentar entre sus seguidores la hostilidad que algunos dirigentes expresan ante los frustrados intentos de llegar al poder por la vía electoral.

Ellos buscan imponer una solución al margen de la Constitución, a través de estimular la desestabilización, aupar el desabastecimiento de los bienes de la canasta básica, vinculando el tema electoral y el no reconocimiento de la victoria de Maduro con la situación económica y así usarlos como detonante de una conflictividad que se expresará en las calles, en donde es clave contar con sectores de la Fuerza Armada. Un camino equivocado, desde el punto de vista democrático y de los mejores intereses del pueblo de ese hermano país.

EXEMBAJADOR DE PANAMÁ EN VENEZUELA.

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