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- 09/11/2023 00:00
Secuestro a la competitividad
Pareciera que un cierre de carretera es tan fácil como comprar lotería en este país, cuando resulta en una afectación sin precedentes en su impacto y alcance, lo que parece que aún no entienden los pequeños grupos organizados.
Frenar el transporte de productos agrícolas de las regiones productivas del país, es también limitar el abastecimiento del alimento a personas que dependen de una sopa para poder comer, es jugar con la prosperidad de nuestro sector agropecuario que cada vez está más lastimado en su desarrollo, sin pensar que con estas situaciones desilusionamos aún más a las nuevas generaciones que cada vez les cuesta más enfrentarse a las mismas dificultades que viven sus padres, sumado a la creciente frustración de que cualquier día a cualquier hora, cuatro personas quieran cerrar a criterio propio y sin rendir cuentas a nadie, el paso de productos de nuestra tierra.
Como país, tenemos capacidades instaladas que impulsan nuestro desarrollo, como el agro, turismo, la innovación y la tecnología, entre otros. ¿De qué sirve toda la inversión en eficiencia, la innovación y la inversión en tecnología, si los productos no pueden llegar al consumidor? Eso no solo es una pérdida de inversión, sino que también desmoraliza y nos lastima a todos. Afecta todos en la cadena y nos pone en una y desamparo, creando un efecto de bola de nieve que va creciendo poco a poco, causando desidia, impotencia y abandono a cualquier actividad emprendedora y de desarrollo económico, por falta de sostenibilidad en el tiempo.
Hoy defendemos el derecho a cuidar nuestra agua y nuestro suelo de la explotación minera. Claro, porque eso tiene efectos y consecuencias ambientales que no queremos padecer, queremos desarrollarnos y crecer como país. Pero, quitamos la mina y dejamos que sigan actuando las personas que, sin reparo en el beneficio común, hagan cierres en cualquier parte del país, minando de incertidumbre, desabastecimiento y carencias el país. Dejamos que muchos panameños, que no pueden hacer marchas hacia la cinta costera o hacia la presidencia, estén abandonados y se alimenten de frustración. Eso también es una bomba de tiempo. Porque lo que se va alimentando en el corazón y el espíritu también se va agravando, al tal punto, que luego quedamos en la situación que nadie cree en nadie, donde cada uno aprende a velar por lo suyo creando una sociedad caracterizada por la apatía.
Pensemos en las grandes caminatas de gente por los cierres. No se trata de una marcha para exigir un derecho, es una obligación para acceder a un derecho básico que es el trabajo. Está pasando cada día en Pacora, Chepo, Panamá Oeste, además de los productores en tierras altas y otras regiones que están botando sus productos por falta de acceso a las vías. Me sigo preguntando, qué tiene que ver el cierre de estas calles con el contrato minero. ¿Hasta dónde quieren llevarnos como país y quien está gobernando? La respuesta es sencilla, el que puede cerrar una calle, gobierna nuestro desarrollo y nuestro país. Dejarnos sin comida, es peor que dañar el ambiente. Vulneras a nuestros niños que no tienen su sopa para comer, con las legumbres de tierras altas, el ñame del Darién y el otoe de Herrera, lastimas a los trabajadores que caminan horas para ir a trabajar y los pacientes que quedan sin tratamiento. Estos testigos silenciosos no están en las marchas, estas personas viven su propio viacrucis y no los estamos viendo.