• 08/04/2024 00:00

Segunda epístola de san Héctor a los panamenses

Tras la plaga bíblica de la covid-19, Panamá se recupera con crecimiento, pero sin desarrollo. Sin embargo, lo hace a un ritmo cada vez menor. Después de la contracción económica de 17% en 2020, crecimos 15% en 2021, 10% en 2022 y apenas 6% en 2023

Que la gracia y la paz de nuestro señor esté con ustedes, queridos hermanos. Héctor les saluda nuevamente desde Alexandría, la bella ciudad costera egipcia a la cual vine a refugiarme.

Estoy acá porque en Panamá me andan buscando. Están muy enojados, los economistas Felipe Chapman, Felipe Argote, Gustavo Chellew, Ernesto Bazán, Rolando Gordón y siete colegas más. También Temístocles Rosas, Adolfo Fábrega, Juan Arias y Raúl Montenegro, líderes de gremios empresariales. Igual que ustedes, todos quieren crucificarme y los comprendo.

Reconozco que 2010 fue una fecha muy importante en nuestro calendario. Durante la administración del presidente Martinelli logramos ser uno de cinco países latinoamericanos a los cuales las empresas calificadoras de riesgo ungieron con la bula bendita del ‘grado de inversión’.

Esto significa que nos incluyeron en una cofradía muy buena. Fueron bendecidos, junto con nosotros Chile, México, Perú y Uruguay. Toda obra de la misericordia da frutos, aunque nunca falten los impíos.

Las empresas calificadoras evalúan las posibilidades de que las naciones bajo el reino celestial paguen sus préstamos de modo responsable. Someterse a su escrutinio es doloroso, pero es un dolor purificador, como el fuego.

Para tomar sus decisiones, los inversionistas que nos prestan monedas de plata, le ponen mucha atención a esas evaluaciones. Jamás dudan de eso, pues es impropio de hombres de fe.

Ahora, apreciados panamenses, ruego que no cierren los ojos del cuerpo y menos aún los del alma. Desde hace una semana enfrentamos una grave aflicción. Se siente el olor a azufre y se escucha el crujir de dientes, pues Fitch Ratings nos quitó el grado de inversión. Sus prójimos, Standard and Poors y Moodys, pronto harán lo mismo. Es una gran calamidad. Mi jefe y yo somos culpables.

La decisión de Fitch advierte a los inversionistas que compran los bonos emitidos por el ministerio de Economía y Finanzas – bajo mi santa responsabilidad – que ahora es más riesgoso prestar dinero a Panamá, por lo cual el interés que pagaremos por endeudarnos subirá, arriesgando nuestra alma al afectar la inversión extranjera necesaria para alcanzar la gloria financiera. Por eso, le compartiré a usted unas cifras para comprender nuestro comportamiento económico reciente.

Tras la plaga bíblica de la covid-19, Panamá se recupera con crecimiento, pero sin desarrollo. Sin embargo, lo hace a un ritmo cada vez menor. Después de la contracción económica de 17% en 2020, crecimos 15% en 2021, 10% en 2022 y apenas 6% en 2023. Consciente de esas cifras, a continuación presento tres razones por las cuales el endemoniado Fitch nos azota con latigazos para que yo esté arrepentido y purgue mi pecado.

La primera razón, confieso, es que usando la pandemia como excusa, el Gobierno, del que yo formo parte, usó la deuda para crecer la planilla estatal y para financiar el clientelismo político.

En segundo lugar, ellos nos señalan las ‘accounting maneuvers’ en las que incurrí. Aquel vocablo en lengua extranjera significa que mi gobierno martilló los números – como los clavos en Cristo – para hacerlos encajar. Soy yo quien tiembla y teme ahora ...

Tercero porque en julio de 2019 recibí del gobierno anterior la deuda en 24 mil millones y en junio de 2024 la entregaré en 50 mil millones al próximo. Sé que haberla doblado no me será perdonado. No merezco misericordia.

Fitch sugiere un gólgota para corregir la situación. Será un camino duro e impopular que enfrentará el presidente que ustedes elijan el 5 de mayo.

En el primer latigazo, panamenses, las calificadoras nos piden eliminar el vale digital. El segundo cuerazo es suspender el subsidio a la gasolina y al tanquecito de gas. ¡Anatema! Además, nos exige minimizar el subsidio a la tarifa eléctrica ... ¡vade retro! Por último, afirma en lenguaje técnico, que “se necesita revisar la planilla del Estado para hacer más eficiente el recurso humano”. Hablando claro y sin parábolas, eso significa romper las botellas de la Asamblea de Diputados. Aunque ustedes oren fuertemente e invoquen a la Santísima Trinidad, eso jamás sucederá.

Raúl Guizado y Amauri Castillo, deben estar durmiendo muy mal, con el espíritu atribulado ante la decisión de cómo y cuándo la banca subirá las tasas de interés de los préstamos de los panamenses.

Solo me queda advertirles a todos: prepárense para las vacas flacas, ya que las gordas pasaron hace rato, camino del desierto.

El autor es investigador de mercados
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