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- 14/06/2025 00:00
Sombras en el paraíso

“Garland retorna apresuradamente a la legación peruana para generar el cablegrama urgente número 38 recomendando sostener la causa panameña, el que es respondido por Lima con el cablegrama urgente número 17 señalando que el Perú no solo apoyará la candidatura sino toda la campaña panameña” (Raffo, 2024). Se trata del decidido apoyo del Perú a la candidatura de Panamá al asiento no permanente del Consejo de la Liga de Naciones, condición que alcanzó en 1931 y en la que se desempeñó hasta 1934.
Dos años después, alentados por esta valiosa colaboración, Panamá solicitó no solo el voto del Perú para la candidatura de Octavio Méndez Pereira, rector de la Universidad de Panamá y aspirante a la Subdirección de la Unión Panamericana —puesto vacante por renuncia de Gil Borges— sino también el apoyo del país de los incas para la campaña ante otras naciones. Lima respondió que “ha instruido así a las legaciones peruanas en Washington D. C., Brasil, México, Cuba, Venezuela, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Centroamérica para que, en apoyo de Panamá, logren esos votos” (Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, Caja 5-20-A,of.6,1936). En marzo de 1936 la actividad peruana rinde su primer fruto, Costa Rica informó al Perú que apoyará la candidatura de Méndez Pereira (MRE,Caja 5-20-6,of.6,1936).
En junio de ese año, Panamá le transmite a la cancillería peruana sus primeras preocupaciones sobre la viabilidad de la candidatura porque el encargado de Negocios peruano en Washington D. C. no consigue el apoyo de Estados Unidos (MRE,Caja 5-20-20,of.20,1936). Esta información debió ser conocida por Enrique García Bedoya, encargado de Negocios del Perú en Panamá, porque informó urgentemente a Lima que en conversación sostenida con la Legación peruana en Washington acerca de Méndez Pereira tomó conocimiento que los estadounidenses podrían impugnar la campaña inca y generar, en los panameños, la impresión de que no se les va a apoyar (MRE, Caja 5-20-A,of.20,1936). Por ello, García Bedoya pidió instrucciones añadiendo que él es partidario de continuar colaborando con Panamá.
Un mes después, el 17 de julio se desata la guerra civil en España. Hecho ante el cual Panamá reitera su política no intervencionista publicando una comunicación del canciller Lefevre dirigida al ministro Plenipotenciario panameño en La Habana para que se abstenga de intervenir en las acciones cubanas por un cese el fuego (MRE,Caja 5-20-A,of.51,doc.57,1937). En el mismo sentido Panamá respondió la Nota circular mexicana del 31 de marzo de 1937 firmada por el presidente Cárdenas. Poco después, el nuevo jefe de Misión de la Legación peruana Luis Cúneo Harrison, informó a Lima que Panamá había recibido las credenciales del Ministro Jacinto Grau como representante diplomático del Gobierno de Valencia (republicano), ya que el anterior representante español, Juan de Arenzana, había pasado al Perú (MRE,Caja 5-20-A,of.53,doc.59,1937). Paralelamente, señaló que La Estrella de Panamá publicó que Costa Rica había negado el exequatur al cónsul general del gobierno de Valencia y que solo reconocía al representante de Franco, ministro Gonzalo de Ojeda que había estado en Lima como Primer Secretario (MRE,Caja 5-20-A,of.54,doc.60,1937). A este revés republicano se sumó el de Jacinto Grau que se quejó, sin éxito, ante Panamá por reconocer con el título de “ministro de España” a Arenzana que representaba al gobierno franquista, lo que consideraba una usurpación (MRE,Caja 5-20-A,of.66,doc.72,1937).
El 6 y 8 de mayo de 1937, el consulado peruano en Madrid fue atacado por las fuerzas de asalto del Gobierno de Valencia que detuvieron sin distinción al cónsul Ibáñez y a una cincuentena de peruanos y españoles asilados, cometiendo un atropello contra el derecho internacional (MRE,Caja 5-13-A,Nota del 8 mayo 1937, telegrama a Lima del 10 mayo 1937). Los detenidos fueron liberados pasados siete meses (MRE,Caja 8-14-N,doc.44,1937). Poco después, en La Estrella de Panamá se leían las declaraciones del canciller Lefevre “la bandera panameña es la mejor protección que puede ofrecer a los asilados en nuestra legación en Madrid, España republicana no ha tenido queja con ese proceder” (MRE,Caja 5-20-A,of.81,doc.85,1937) sin aludir a lo experimentado por el Perú.
Para complicar aún más la candidatura de Méndez Pereira, este participó, juntamente con numerosos intelectuales panameños, en el lanzamiento de un manifiesto declarándose “partidarios de la España roja” a la que juzgan defensora de la humanidad y la democracia. Cúneo, en su informe, califica al rector universitario como “partidario de ideas extremistas” (MRE,Caja 5-20-A,of.65,doc.71,1937). Bajo las circunstancias, el Perú simplemente cesó en su apoyo a la candidatura panameña.
Un hecho internacional geográficamente no latinoamericano, como lo fue la guerra civil española, impactó en la relación bilateral peruano-panameña, hasta ese momento óptimo también en el plano multilateral, generando tensión en torno a una candidatura que empezó con buenos augurios y terminó envuelta en la polémica ideológica. Incidente que la prensa peruana calificó de “una sombra en el paraíso”.