• 12/10/2016 02:00

Por los vientos que soplan...

Quien siembra vientos, cosecha tempestades ; es el natural resultado de una campaña electoral

No me refiero a los devastadores vientos huracanados que causaron muertes y grandes pérdidas materiales a su paso por el Caribe y parte de la costa este de Estados Unidos. Me refiero a los fortísimos vientos de frente que ya le soplan al candidato por el Partido Republicano en el país del norte y que, tal parece, le impedirán triunfar en los comicios del próximo mes. Esos mismos vientos vaticinan que la nación norteamericana, al igual que Alemania, el Reino Unido y Chile —y en otras épocas, Israel, la India, Taiwán, Filipinas, Costa Rica y Panamá— tendrá un Gobierno encabezado por una mujer.

Quien siembra vientos, cosecha tempestades ; es el natural resultado de una campaña electoral que, si pretendía ser modelo para los políticos en regímenes democráticos, ha resultado un ejemplo deplorable de lo que no debe repetirse en una contienda de esa índole. Los dos debates televisivos han resultado bochornosos para una nación que se precia por su alto nivel educativo.

A una indigna estela de insultos, vejaciones y humillaciones contra negros, musulmanes, mujeres, periodistas y latinos, especialmente mexicanos, se une últimamente una serie de vergonzosas expresiones misóginas y sexuales de dicho candidato contra varias mujeres, incluyendo a su adversaria política (ejemplo: ‘mentirosa y ladrona '). Resulta curioso que un empresario que ha sido conocido por organizar concursos universales de bellezas, que han atraído en el pasado a jóvenes de todos los rincones del mundo —que inclusive ha ganado una panameña— se haya expresado en forma tan despectiva y que continúe haciéndolo. Precisamente una psicóloga, entrevistada por una cadena de televisión de su país, ha explicado que tal es el comportamiento esperado de una persona que necesita confirmar y revalidar su dominio sobre otros seres humanos. Así siente que las jóvenes que participan en sus concursos, por ese solo hecho, le pertenecen y puede ejercer sobre ellas el control que le satisface.

A esas falencias en su fibra moral se añade la inestabilidad de sus pronunciamientos y ofertas electorales. Posiciones extremas no escuchadas con anterioridad, como la construcción de una muralla que impida la inmigración indeseada por la frontera sur, la expulsión de inmigrantes indocumentados, la denuncia de tratados vigentes por los que su país se incorpora a mercados comunes. También la controversial teoría que basa la creación de empleos y el auge económico en la rebaja de impuestos a los contribuyentes de más altos ingresos.

Esas y muchas otras posiciones las resume en un eslogan de campaña impreciso y ambiguo pero que pretende inflamar el patriotismo de sus seguidores: ‘Hagamos fuerte a nuestra nación '. Su permanente mensaje es que el país es débil, que pierde millones de puestos de trabajo domésticos que se ubican convenientemente en el extranjero, que no es respetado en el ámbito internacional, etcétera.

De ahí que últimamente más grupos adversos, y aún afines a su candidatura, hayan cuestionado la capacidad que tendría un individuo de ese talante y, además inexperto en asuntos de Gobierno, para gobernar el país más poderoso de la Tierra.

Indiscutiblemente que el presidente de Estados Unidos no puede ejercer poderes dictatoriales y es controlado, en muchos aspectos importantes, por los Órganos Legislativo y Judicial. Ese respeto tradicional y cultural al valor de la institucionalidad, que se cumple, otorga una dosis de optimismo ante los peligros que muchos dentro y fuera de aquel país puedan temer. Para tranquilidad de la mayoría, esperamos que un votante ilustrado escoja bien el próximo martes 8 de noviembre. Y que nosotros aprendamos a evitar, cuando nos toque en el 2019, vientos escandalosos como los que soplan allá.

EXDIPUTADA

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