• 20/07/2022 00:00

Un tico en el Fondo Mundial por la Naturaleza

En tres ocasiones Carlos Manuel Rodríguez fue ministro de Ambiente y Energía y es un referente vinculado con la naturaleza

Es todo un personaje: dicharachero, bromista, ingenioso y su profesión de abogado no le ha impedido meterse en el complejo espacio del ambiente. En su país, Costa Rica, se le respeta mucho por el conocimiento que tiene de los referentes vinculados con la naturaleza, su gestión y las implicaciones internacionales, lo que envuelve una destreza para abordar asuntos en las negociaciones y conferencias sobre el desarrollo a nivel global.

Carlos Manuel Rodríguez es todo esto y hasta tiene fama mitológica. Una vez anduvo extraviado por los bosques y se le dio por perdido y hasta difunto. Se dice que andaba en la búsqueda de un tapir y se fue a un barranco. Lo rescataron a los días con heridas, rasguños y sonreído al contar su aventura de soledad en la selva, acompañado del canto de las aves, el brillo de las luciérnagas y los minúsculos y mayúsculos seres que pueblan estos lugares.

Fue ministro de Ambiente y Energía en esa nación vecina en tres ocasiones. Cada una constituyó un aprendizaje, pero también una oportunidad para transformar las políticas hacia el sector. Se le califica como el padre del crecimiento en el ecoturismo y el lanzamiento de las áreas protegidas al mercado internacional. Además, de duplicar el territorio bajo protección para preservar su valor ecológico.

Estas cualidades le sirvieron para ser escogido por el Consejo Directivo del Fondo del Medio Ambiente Mundial (FMAM, mejor conocido por sus siglas en inglés Global Environmental Fund: GEF), como director ejecutivo y presidente (CEO) desde 2020, lo que constituye un honor. Al momento de la nominación ejercía por un tercer periodo las tareas de ministro y esa circunstancia le ha servido para dar un salto a la nueva posición a escala mundial.

Cuando se desempeñaba al frente del despacho ambiental, tuve oportunidad de entrevistarlo para el libro que preparaba. Me interesaba su visión de la situación centroamericana, así como la paradoja de la riqueza entre la vida silvestre y ecosistemas y su paulatina pérdida. Fue muy claro en sus respuestas y expresó su desaliento por la falta de una conciencia regional sobre la importancia de preservar tal patrimonio y sacar provechos sostenibles.

Su preocupación tiene mucho sentido. Centroamérica posee el índice de producción del 0.5% de los gases de efecto invernadero del planeta; pero, es a la vez, el 'punto caliente' más prominente del trópico y zona de trayecto indirecto y en ocasiones directo de las tormentas que nacen en el Caribe y que hacen un recodo precisamente al norte de esta subregión, antes de dirigirse hacia Norteamérica. Estos parámetros tornan vulnerable a su población.

Los niveles de pobreza multidimensional hacen más frágil la seguridad de las comunidades, como ya se ha demostrado en los últimos años: el cambio climático ha generado impactos que recrudecen las condiciones y alargan las temporadas, tanto de resequedad como de inundaciones. Todo esto tiene también desastrosos efectos en la producción, la situación física de la infraestructura y acceso a las comunicaciones.

Las tareas de don Carlos Manuel parten de una sensibilidad que toma el modelo del ámbito de donde proviene, pero que ahora le impulsa a trabajar con los objetivos de una institución que promueve la cooperación con las sociedades de los sitios menos desarrollados. El fortalecimiento de las capacidades y la potencialidad de los grupos sociales es lo que se requiere precisamente para modificar su interacción con la naturaleza.

Este compromiso lo traerá a Panamá en estos días. Conocerá del estado de proyectos que localmente se concretan bajo el patrocinio económico y técnico del FMAM y que renovarán el perfil de poblados en que la gente aprende a sacar respuestas de su vínculo con los recursos que emanan de la biodiversidad para transformar la vida. Esta es la perspectiva de su próxima visita.

Periodista
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