Este viernes 20 de diciembre se conmemoran los 35 años de la invasión de Estados Unidos a Panamá. Hasta la fecha se ignora el número exacto de víctimas,...
- 16/10/2013 02:00
Tiempos de sobresaltos innecesarios
La semana que acaba de transcurrir ha sido especialmente pródiga en acciones de gobierno que nos causan una combinación de repudio, fastidio y vergüenza. Ninguna favorece el ambiente que debe rodear la preparación de las próximas Fiestas Patrias, las conmemoraciones de diciembre y la posterior campaña electoral. Pareciese un karma que se manifiesta con fuerza en estas épocas cada año, porque esta turbulencia social y política, que no es deseable ni constructiva, se ha repetido en los últimos cuatro años. Resulta más preocupante por la competencia política que ya comenzó y que pronto podría llegar a un peligroso punto de ebullición.
Comencemos con la huelga de médicos y otro personal técnico y de apoyo de servicios de salud. El desequilibrio nacional causado por la protesta de profesionales tan importantes en la vida de todos nosotros, unido a las súplicas e irritación de los quejosos que buscan alivio a su salud precaria sin encontrarlo, es una tortura innecesaria nacida de la tozudez de funcionarios que tienen el poder de remover el detonante y acordar una salida satisfactoria para todos.
La intempestiva ocupación del Nido de Águilas por elementos de la fuerza pública en arreos de combate, acabando con una tradición de respeto al plantel educativo, fue un bochornoso y peligroso espectáculo. Se hizo pagar a muchos justos por el pecado de unos cuantos pecadores y uno se pregunta: ¿No habría otra forma más inteligente de prevenir el problema o menos feroz de resolverlo? Peor aún: preocupa que la reglamentación, que organiza un nuevo cuerpo policial para vigilar la conducta de los estudiantes, enfatice las facultades disciplinarias de sus miembros, pero no señale los límites que prevengan el abuso de sus poderes. ¿Podrá ser este el germen de una policía que ahogará la sana fogosidad de una juventud idealista como aquella heroica muchachada que protestó un 9 de Enero hace cincuenta años?
Si en otros lares hubo wikileaks y persecución por divulgar métodos de espionaje masivo telefónico y por Internet que se consideraron temas que afectaban su seguridad nacional, en nuestro caso se castiga la divulgación de intercambios aparentemente non sanctusentre autoridades y empresario de dudosa reputación, sobre temas ajenos a la seguridad nacional. Algo parecido al famoso Watergate del presidente Nixon hace cuarenta años cuando, si no hubiese sido desenmascarado como se hizo, las prácticas tortuosas del presidente hubiesen continuado. Entonces se reconoció el beneficio de la revelación.
En los últimos días se han sumado escándalos italianos y disputas entre ambiciosos magistrados de la Corte Suprema; campañas políticas sucias y encuestas irregulares que debió prohibir el Tribunal Electoral; más secuestros express y asesinatos de mujeres; circo de diputados que aprobaron leyes importantes como el Festival del Cangrejo. Una onda tropical también aportó inundaciones.
El colofón resultó ser los regalos del presidente de la República repartidos en entrevistas públicas y redes sociales: derroche de agravios gratuitos, tildando de ladrón, corrupto, evasor, vago, a varios conciudadanos; sentenciando la inocencia de una persona vinculada —con razón o sin ella— a un delito y, en cambio, anunciando que pronto se conocerá ‘la que está metida en esto’; esparciendo la indigna habladuría de que un médico tiene un hijo con una enfermera; asegurando que tiene ‘cosas’, que no define, contra tres candidatos presidenciales. Serían declaraciones deshonrosas en boca de cualquier ciudadano común, pero resultan especialmente deplorables cuando las pronuncia quien ocupa el cargo de la más alta jerarquía en nuestro país.
Este parcial recuento de acciones recientes no augura tiempos de paz como correspondería durante los próximos meses de campaña electoral. La censura ciudadana debe manifestarse con firmeza.
EX DIPUTADA DE LA REPÚBLICA.