• 09/08/2009 02:00

El toque de queda

No va a frenar la delincuencia, pero es un recurso que hay que saberlo aprovechar. Implementar trabajos comunitarios cuando el adulto en...

No va a frenar la delincuencia, pero es un recurso que hay que saberlo aprovechar. Implementar trabajos comunitarios cuando el adulto encargado del menor no pueda pagar la multa, es una muy buena estrategia. En otros países este sistema ha sido una manera eficaz para hacerlos repensar sobre su conducta reprochable.

Quiero ligar lo anterior a la gestión de Antanas Mockus, ex alcalde de Bogotá, que para el año 1995 tenía un alto índice de accidentes de automóvil, producto del excesivo consumo de alcohol y la mayoría de estos accidentes se daban después de la una de la mañana.

Mockus, después de luchar con una oposición férrea a su propuesta llamada “Ley Zanahoria” para controlar los excesos de los ciudadanos, logró crear conciencia de las ventajas que esto significaba para la mayoría de la población, a fin de que se restringiera el acceso a lugares de diversión y expendio de licor después de ciertas horas de la noche.

El secreto fue la educación, la creación de conciencia, y el cambio de actitud. Entre 1995 y 1997, con desarme, “Ley Zanahoria” y buena cooperación de la ciudadanía y de la Policía, en Bogotá se lograron salvar tres y media vidas cada día y la violencia tuvo una reducción sustancial. Hoy día las tasas de homicidio han bajado en 40 por ciento; se han disminuido los homicidios en accidentes de tránsito en 75 por ciento; y de igual forma, las lesiones personales en un 23 por ciento.

Cali, “capital de la salsa y la alegría hasta el amanecer” , se adaptó igualmente a la “Ley Zanahoria”. Después de las dos a.m. el panorama es de quietud desde el 2008, reduciendo al máximo los niveles de delincuencia, inseguridad, homicidios, etcétera.

Y, de esta manera puedo mencionar muchas otras ciudades del mundo, como la llamada “ciudad fantasma en las noches” , que es Quito en Ecuador; así como en Lima, Perú. En Nueva York, se cierran sus bares a las 7 p.m.; igualmente en Londres, Montreal, Moscú, Roma, Tokio o Sydney —por mencionar solo algunos— sus lugares de diversión cesan a tempranas horas de la madrugada. Lo mismo sucede en Zurich, la capital de Suiza, ciudad que se acerca bastante a lo perfecto, la gente es ordenada no por naturaleza, sino por costumbre. En términos de salud integral y seguridad es una de las más envidiadas.

Por temor, negligencia y permisividad de los padres y madres a los chicos les cuesta lograr el sentido de responsabilidad y se les tiende a eximirlos de sus obligaciones. Aprovechando el momento de su detención habría que reeducarlos en las normas del respeto y hacer un seguimiento de su conducta. A modo de prevención, el crear la escuela para padres en cada una de las comunidades con la ayuda de las juntas comunales podría resultar en un acierto.

Al final las mentes de estos menores infractores se convierten en limitantes para pensar por sí mismos y necesitan de leyes para que los hagan recapacitar y hacer lo correcto.

Difícilmente alguien que crezca desordenado mentalmente en una sociedad en la que impera la disciplina y el arte de gobernar tiene que optar por un cambio de actitud hacia las buenas costumbres acompañado de una educación integral. Un objetivo fundamental es aumentar la responsabilidad ciudadana como un aporte al derecho ciudadano.

*Especialista de la conducta humana.gemiliani@cableonda.net

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