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- 23/12/2020 00:00
Las universidades privadas
No tenemos por qué convertirnos en defensores oficiosos de las universidades privadas, pero tenemos la impresión de que el artículo “Incongruencia académica en algunas universidades privadas”, escrito semanas atrás por un docente de la Universidad de Panamá, está distante del espíritu constructivo que debe tener un docente, para que subsanen las deficiencias que pueda tener una universidad.
Desde el punto de vista semántico, cuando habla de “aparentemente” da lugar a que lo que señala pueda ser una percepción y no una realidad, ya que, de lo contrario, lo dice de una forma categórica. A partir de ese momento, podríamos pensar que estamos en el terreno especulativo.
Cuando citamos lo que dicen algunos estudiantes, debemos tener las evidencias de esas afirmaciones, ya que si esa información fue una transmisión oral, no la podemos citar, y en el evento de que haya una evidencia escrita, pensamos que los calificativos del profesor, hacia quienes practican las incongruencias académicas, que según lo que expresa, no los podemos llamar colegas, porque los descalifica llamándolos seudoprofesores y luego los llama individuos de cuarta categoría, han sido desproporcionados.
Un porcentaje significativo de docentes de la Universidad de Panamá labora en las universidades privadas, de manera que cuando cambia su entorno laboral, se trastocan los valores de ese profesor, de tal forma que, sin pretenderlo, en esas categorías que ha señalado se incluyen profesores de la Universidad de Panamá, ya que. al hacer generalizaciones, no podemos hacer excepciones.
Quienes conocemos las universidades privadas por dentro, podemos dar fe del gran esfuerzo que hacen los directivos de las universidades por mantenerse en un entorno donde el Estado no ha comprendido el rol de las universidades como subsidiario de una función que le corresponde y que su deber es apoyarla para que continúen cumpliendo su misión, como ocurre en otros países.
Lo que ha señalado el docente de la Universidad de Panamá, que, de ser cierto, lo reprobamos, pero existen las instancias donde se puedan plantear estos problemas, ya que las universidades privadas son objeto de fiscalización, que de seguro harían que las universidades cumplan con sus funciones de docencia, investigación y de extensión.
Las universidades privadas es una realidad en Panamá, han crecido institucionalmente, tienen su modelo educativo, están reglamentadas, tienen presencia en todo el país y una diversidad de carreras, que le permite a los panameños estudiar lo que, de acuerdo con sus mapas mentales, tienen la vocación y aptitudes para hacerse un profesional.
Como toda organización, tendrá sus imperfecciones y eso es comprensible, lo que sí le podemos decir es que es una actividad compleja, que quienes invierten en educación tienen fines altruistas, que las universidades se convierten en patrimonios de la sociedad, porque hacen posible que haya movilización social.
En estos momentos de pandemia, donde hemos emigrado a un sistema virtual, porque la educación no se puede detener, ya las universidades privadas tenían esta modalidad, de manera que la transición se le ha facilitado.