• 08/03/2025 00:00

UP: un permanente caminar hacia la luz

Atribuirle a la Universidad de Panamá el seudónimo de “hoyo negro” por temas de presupuesto podría considerarse como una falacia mayúscula e hija del desconocimiento

Desde su fundación en 1935, la Universidad de Panamá (UP) ha desempeñado un papel iluminador en el devenir histórico de nuestro país, motivo por el cual, con justicia, se le conoce como “la conciencia crítica de la nación”. Aunque no es una institución perfecta, sí es perfectible: siempre ha caminado hacia la luz.

Por ello, resulta inadmisible que alguien con deseos de conseguir audiencia esgrima un discurso antisocial contra nuestra máxima casa de estudios, llegando a proponer el cierre de esta atribuyéndole el seudónimo de “hoyo negro”; es decir, que se traga todo (entiéndase el presupuesto) sin que permita la salida de ningún aporte. No cabe duda de que esta afirmación es una falacia mayúscula, hija del desconocimiento.

Si realizamos una revisión sobre el papel ejercido por la UP en la historia del país, resulta imposible negar que ha sido protagónico, que se ha caracterizado por ser un ente luchador, identificado con las causas del pueblo, que ha ofrecido sus sacrificios con el ánimo único de lograr los mejores fines para todos los panameños, sin distinciones de ninguna clase.

La UP, desde sus orígenes, se ha manifestado contra la presencia estadounidense en la antigua Zona del Canal, se opuso a la hegemonía de Estados Unidos sobre el Canal de Panamá, luchó contra la permanencia de bases militares extranjeras en 1947 y simbolizó el espíritu de soberanía con la siembra de banderas en 1959, por solo mencionar algunas de sus gestas más destacadas; sin embargo, los universitarios no solo han tenido que luchar contra intereses foráneos, puesto que, en no pocas ocasiones, los males proceden de mentes nacionales que, en aras del logro de beneficios individuales, inmolan en el altar de sus intereses personales el destino del pueblo panameño.

En cada una de estas luchas, la UP se yergue como estrella refulgente que irradia su luz en todas las direcciones, convirtiéndose en antorcha de justicia y de paz para todo el pueblo. Ha mejorado la calidad de vida de miles de connacionales, que han logrado en sus claustros una carrera que les ha permitido gozar de un mejor nivel de vida, no solo para ellos, sino también para toda la sociedad.

La UP, lejos de ser un “hoyo negro” que oculta sus acciones e inversiones en la oscuridad del silencio, cada año rinde cuentas y saca a la luz, para que cada uno de los ciudadanos tenga conocimiento pleno acerca de cómo se invierten los aportes presupuestarios. La UP no solo imparte clases y forma profesionales, sino que también se destaca en investigación, pues son muchos los estudiantes y egresados de esta casa de estudios que aportan, a nivel nacional e internacional, al crecimiento científico con investigaciones de impacto. También es extensión, pues se proyecta a la comunidad de formas diferentes, llevando su esencia y los beneficios que puede aportar a los diferentes estratos sociales del país. A ello debemos sumar que los estudiantes en esta institución cuentan con una matrícula simbólica y, por ende, la más económica del país.

En síntesis, calificar a nuestra máxima casa de estudios de “hoyo negro” y concebir su cierre, nos parece una afirmación tendiente a desinformar a una sociedad que, en no pocas ocasiones, es víctima de la desinformación, tendiente al logro de una agenda oculta que manipula la mente colectiva para beneficiar a un grupo reducido de personas, cuya ruta tiene como objetivo único las riquezas controladas.

Ante esta situación, el Centro Regional Universitario de Azuero, no puede menos que elevar una enérgica protesta ante esta voz que, aunque desconocemos sus designios, se hace partícipe de un intento de generar daños a esta sociedad que ve en la Universidad de Panamá el único faro esperanzador para eclipsar los negros agujeros que destruyen la esencia de nuestra identidad.

*El autor es director del Centro Regional Universitario de Azuero
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