• 13/05/2013 02:00

La vergüenza de las conquistas

Y a hace muchos lustros que aprendí de mis primeros maestros de historia y geografía las relatos tradicionales históricos con relación a...

Y a hace muchos lustros que aprendí de mis primeros maestros de historia y geografía las relatos tradicionales históricos con relación al Océano Pacífico que, para estas fechas, celebrará 500 años de un hecho que, sin lugar a dudas, cambió el destino del mundo en términos de su expansión y desarrollo cultural, social y económico. Quinientos años de una narrativa que, ante las necesidades modernas de justicia histórica —y ante todo social— merece ser discutida su redefinición.

En el libro Compendio de Historia de Panamá de Juan B. Sosa y Enrique J. Arce, página 160 de la versión publicada en la Biblioteca de la Nacionalidad, Panquiaco, hijo mayor del cacique Comagre, mencionó por primera vez a Vasco Núñez de Balboa la existencia de un mar desconocido por ellos, los españoles. ‘Panquiaco, disgustado por aquella muestra de avaricia de los extranjeros, derramó de la balanza el objeto de la disputa (400 gramos de oro)... y los apostrofó diciéndoles: ‘Si tan ansiosos estáis del oro, que abandonáis vuestra tierra para venir a inquietar la ajena, yo os mostraré una provincia donde podáis a manos llenas satisfacer ese deseo’.’

Decía el Dr. Arístides Royo en sus palabras de presentación el 26 de febrero de la obra ‘Vasco Núñez de Balboa y los Cronistas de Indias’ que ‘El 25 de septiembre, domingo, a las diez de la mañana aproximadamente, Balboa se convirtió en el primer europeo que avistó el Mar del Sur. Subió solo a una colina y luego llamó a sus compañeros. La historiadora Kathleen Romoli calculó que fue el martes 27 de septiembre, pues Balboa estaba como máximo a dos días de llegar a las orillas del mar y no cuatro días que eran muchos. De lo que sí hay certeza es que tomó posesión del Mar del Sur el 29 de septiembre y por ello le dio el nombre de Golfo de San Miguel, que es el santo cuya festividad se celebra ese día. Fueron sesenta y siete españoles los que llegaron al Mar del Sur y en el documento figuran primero Balboa, segundo el clérigo Andrés de Vera y en tercer lugar Francisco Pizarro. Todo el acto fue protocolizado por el notario o escribano Andrés de Valderrábano’.

¿Tomó posesión del Mar? Balboa, el primer europeo que avistó el Mar del Sur, a pesar de que durante ese mismo acto y en reconocimiento de esa fecha hace 500 años, se utiliza el terminó ‘descubrió o descubridor’, entre otras definiciones, muy convenientemente definido por la Real Academia Española de la Lengua como: ‘Que ha descubierto tierras y provincias ignoradas o desconocidas’. ¿Ignoradas? ¿Desconocidas por quién? La definición propondría ser correcta si las celebraciones fueran locales; es decir, en España, país de origen de Balboa. Pero acá en las Américas, 500 años después, en un mundo globalizado y en busca de justicia histórica entre las capas educadas, una reevaluación y corrección de la terminología es apropiada y necesaria.

Independientemente de lo que significó el ‘avistamiento’ en términos de aprovechamiento del Mar del Sur para la conquista de nuevos territorios, la expansión de la Corona Española, ganar favores con la Corona, desarrollo comercial, y el saqueo de las riquezas de esos territorios, no hay que olvidar a qué costo se logró esto en términos de vidas humanas y en términos de la destrucción de culturas y tradiciones indígenas de cientos de años.

Dice Sosa y Arce: ‘Pasado los primeros momentos de alborozo, emprendió la expedición el descenso hasta las tierras del cacique Chiapes, quien vencido en corto combate obtuvo de los españoles la paz en cambio de su concurso y el de su gente en la siguiente jornada’ (pág. 161). Y antes del evento del avistamiento del Mar de Sur, muchos otros, redadas, asaltos, muertes y destrucciones.

La muy trillada frase que señala que la historia la escriben los vencedores debe comenzar a ser revertida por una sociedad que, en este caso, 500 años después se vanagloria de avanzada y moderna. A finales de abril pasado se inauguró en Texas, Estados Unidos, la biblioteca del presidente George W. Bush (Hijo). Fue presidente desde el año 2000 al 2009. En ella reposan 70 millones de páginas de documentos, 46 mil audios y video tapes, 4 millones de fotografías digitales, 200 millones de correos electrónicos y 49 mil objetos. Una extensa base de información para resaltar el periodo de ocho años de este presidente. Pero el legado del presidente Bush será para siempre definido por dos eventos muy específicos: 1- la forma en que llegó a la Presidencia con aquel asunto de los recuentos en la Florida cuando y en donde su hermano Jeb Bush era gobernador y 2- los argumentos para llevar a cabo la invasión y la guerra en Irak.

Independientemente de lo que contenga el archivo de la moderna y espectacular biblioteca o el sentimiento de admiración por Vasco Núñez de Balboa, la conciencia pública no debe dejar que olvidemos nunca los hechos que fueron impuestos a la fuerza, por la barbarie del poder y muy en detrimento de la vida de seres humanos.

Muchos originarios murieron, sus familias liquidadas, sus hogares, costumbres y legados bajo un juicio racista y sectario de que eran seres inferiores. Sentados en un evento entre muchas personas o leyendo los relatos históricos, cada vez que hablemos de este tema debiera ser con un íntimo dolor y vergüenza histórica.

COMUNICADOR SOCIAL.

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