• 14/08/2012 02:00

Una reflexión sobre la vida y su contracara

La Vida y la Muerte forman parte de una misma dinámica. Vivir para morir, el morir es consecuencia del vivir, pero cada día que vivimos,...

La Vida y la Muerte forman parte de una misma dinámica. Vivir para morir, el morir es consecuencia del vivir, pero cada día que vivimos, morimos un poco. La vida y la muerte son dos caras de una misma moneda. Nuestra cultura, no se acostumbra a la idea de la muerte. En ese sentido la filosofía asiática, los prepara para vivir y morir. Cada día para ellos tiene su ying y yang. El cristianismo nos habla de la resurrección como respuesta a la muerte.

La vida es algo complicado, pero maravilloso, si lo reflexionamos. Sólo tiene sentido si la vivimos cada día con esperanza, alegría, entusiasmo. Sobre todo, a pesar de que nos olvidamos de Dios, sabemos que Él nos guía por esta vida. Cada día que vivimos, es porque así Dios lo quiere, pero cada día morimos un poco, un poquito cada día. La verdad no nos damos cuenta de nuestra vida finita, casi nos creemos inmortales, pero la verdad, cuando reflexionamos nos damos cuenta de la fragilidad de la existencia, y de paso, de la maravilla de la vida.

Ojalá esto nos sirva para darnos cuenta de que debemos ayudar siempre a los amigos, familiares, hermanos y hermanas, que, a pesar de que reñimos con ellos, siempre les tenemos presente, y que pelear con ellas no es sinónimo de desamor, sino precisamente de ese amor que les tenemos, igual con nuestros padres, que poco caso nos hacen, ellos siempre nos ven como sus hijos pequeños e indefensos, pero la vida nos enseña que desde que nacemos comenzamos a vivir, y a morir un poco. Pero la vida es todo un misterio lleno de anécdotas y de pasajes, con momentos de felicidad, momentos de tristeza, con aventuras, con triunfos y con derrotas.

La vida es la contracara de la muerte, pero la muerte puede ser la puerta a otra vida, a otra forma de vida. Puede ser la puerta a otro plano de nuestra propia existencia, a otro nivel, otro plano de la conciencia. No lo sé, pero lo que sí sé es que vale la pena vivir, con todo y sus riesgos y hacer las cosas que consideramos correctas, ayudar a los demás, y pelear lo necesario, no flaquear en las luchas y siempre tener la esperanza de que las cosas van a mejorar. Nadie sabe cuánto tiempo va vivir, pero lo que sí sabemos es que hay que aprovechar los segundos, minutos y horas, en cosas y causas que nos hagan decir ¡VALE LA PENA VIVIR!

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