• 06/06/2021 00:00

La visión de Juan Demóstenes Arosemena

“Esta conmemoración del Bicentenario es una oportunidad extraordinaria para repensarnos como colectivo social y actuar hacia el futuro para edificar una nación con mayor equidad […]”

Una de las actividades relevantes de la conmemoración del Bicentenario de la Independencia de Panamá de España (1821-2021), se realizó en Penonomé, condecorando a una veintena de personas con la Orden Juan Demóstenes Arosemena.

Agradezco al Comité Organizador de la Orden, haber sido seleccionado como una de las personas objeto de ese reconocimiento. Lo recibí con mucha humildad, en nombre de la comunidad de la Universidad Especializada de las Américas (Udelas) y de la Casa de la Cultura de Antón, organizaciones a las que le he dedicado mis mejores esfuerzos durante los últimos años.

Para mí ese importante evento tenía una significación adicional, pues se trata de Juan Demóstenes Arosemena, quien dejó como legado, entre otros, la construcción de la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, que inició sus funciones el 5 de junio de 1938. Ha sido una contribución fundacional de la República. Su moderna arquitectura y la pluralidad de servicios, permitió recibir estudiantes de todas partes del país, para formarlos como maestros de enseñanza primaria y esparcirlos por el amplio territorio nacional, y así contribuir a difundir saberes, alfabetizar y escolarizar a la población de las comunidades rurales, indígenas, urbanas y urbano marginales del país, asegurando el derecho al acceso a la educación.

La decisión de realizar esta majestuosa obra en un lugar del interior del país, provocó críticas políticas ácidas, por parte de sus opositores y de aquellos que no veían en esta elevada inversión, un rédito político inmediato. La Normal fue el escenario también de múltiples innovaciones pedagógicas y didácticas, equipada como estaba de aulas, auditorios, bibliotecas, laboratorios, talleres, jardines, espacios deportivos, internados, granja, comedores y viviendas para sus profesores extranjeros. Inicialmente la planta docente estuvo integrada por una atinada dirección y un selecto grupo de educadores chilenos y panameños, del más alto nivel profesional y compromiso con la mejor educación contemporánea.

El Dr. Narciso Garay, distinguido jurista y exrector de la Universidad de Panamá, le expresó a la Normal, este elogio:

“La Normal de Santiago es el pedestal más firme en el que pude asentarse la gloria de un hombre como Juan Demóstenes Arosemena […] Ahí está la Escuela Normal de Santiago, un alarde de piedra y de cemento, tras el cual alienta vigoroso un propósito civilizador, que seguramente tendrá vastísimas repercusiones en la cultura y en la economía de la República”.

Me siento orgulloso de haber estudiado en la Escuela Normal, de mi formación como maestro de escuela primaria y haber servido en una escuela rural multigrado de una comunidad de Coclé. Más que una institución educativa, sentí la Normal como un escenario extraordinario donde se estudiaba, se hacía deportes, se cultivaban amistades, se participaba en coros, obras de teatro, serenatas, actividades folclóricas, se compartían las culturas y hábitos del estudiantado, además existía un riguroso régimen de estudio. Eran los años 60 y, también, se participaba de actividades para forjar vínculos de solidaridad, de organización política para el desarrollo de una conciencia crítica basada en la desigualdad social y la deshonrosa situación del Panamá con su quinta frontera por la existencia de la Zona del Canal.

Además de la Normal de Santiago, Juan Demóstenes Arosemena, construyó el Instituto Nacional de Agricultura (INA), en Divisa, como parte de su visión de modernizar las actividades agropecuarias. En el área deportiva impulsó la construcción del “Coloso de Cabo Verde” para inaugurar y desarrollar la IV edición los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que resultó un éxito grandioso por la gran cantidad de medallas logradas, la buena atención a los 1151 atletas de diez países de la región y las nuevas disciplinas incorporadas a estos juegos (polo acuático, levantamiento de pesas, ciclismo y frontenis). Mediante la Ley 16 de 1956, se le denominó Estadio Juan Demóstenes Arosemena.

Este ilustre político nació en la ciudad de Panamá el 24 de junio de 1879. Fue valorado como un intelectual destacado, amante de la cultura, con sólida formación en derecho y ciencias políticas y fiel creyente en el papel de la educación para mejorar las condiciones de vida de la población. Fue funcionario de siete administraciones con fundamentos políticos diferentes: conservador, liberal, liga nacional porrista, liberal chiarista, liberal doctrinario, liberal nacional.

Se desempeñó en altos cargos del Gobierno nacional, tales como: embajador en Ecuador, secretario de Estado de Agricultura, Obras Públicas, Relaciones Exteriores, y Gobierno y Justicia; igualmente fue gobernador en la provincia de Colón. Participó activamente en la solución de conflictos en las relaciones de Panamá y los Estados Unidos, en el marco del funcionamiento del Canal, junto a personalidades como: Narciso Garay, Ricardo J. Alfaro y Harmodio Arias Madrid.

Su obra trascendió el centralismo republicano, para pensar en un país integrado como un todo. Fue defensor de la libre expresión, impulsó la primera reforma fiscal y fue un destacado luchador por la soberanía de Panamá. Falleció en Penonomé, producto de un ataque cardiaco, un 16 de diciembre de 1939, en momentos en que inauguraba la sede del Tribunal Superior de Justicia.

Sin duda, Juan Demóstenes Arosemena fue un panameño y político ejemplar, y con la Orden, que lleva su nombre, se destaca la memoria, la influencia y la visión que tuvo este distinguido estadista en el avance civilizatorio de nuestro país.

Este homenaje se ofreció a rectores, profesionales y directivos destacados de la salud, comunicadores sociales, promotores de la cultura, la educación, el Gobierno, el turismo y el desarrollo agropecuario. El escenario del parque 8 de Diciembre sirvió, también, de escenario para conmemorar el 440 aniversario de la fundación de la ciudad de Penonomé, capital de la provincia de Coclé.

Esta conmemoración del Bicentenario es una oportunidad extraordinaria para repensarnos como colectivo social y actuar hacia el futuro para edificar una nación con mayor equidad, transparencia, armonía, prosperidad y justicia social. Es decir, en la nueva sociedad que debemos legarles a las futuras generaciones, como lo supieron hacer en su momento el presidente Juan Demóstenes Arosemena y otras personalidades panameñas que también amaron y trabajaron por un mejor país.

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