• 07/03/2015 01:00

Zhou Enlai

Zhou interpretó los escenarios turbulentos de su época

Zhou Enlai nació en Huai’an, provincia de Jiangsu el 5 de marzo de 1898, en el seno de una arruinada familia mandarín, huérfano de madre, fue adoptado por una familia acomodada de Tianjin, donde realiza sus primeros estudios para continuar su educación superior en la Universidad de Meiji en Japón. Tras regresar a Nankai en 1919 participa en el Movimiento 4 de mayo contra las imposiciones indignantes del Tratado de Versalles a favor de Japón. En 1920, viaja a Europa a estudiar, residiendo en Francia, Inglaterra y Alemania, periodo en que se une al Partido Comunista Chino.

Zhou interpretó los escenarios turbulentos de su época, fue comisario político de la Academia Militar de Whampoa, fundada por el Dr. Sun Yat Sen, en momentos en que comunistas y nacionalistas del Kuomintang, asesorados por la Komitern, colaboraban en la lucha contra los señores de la guerra que mantenían a China estancada en un feudalismo con el voraz apetito de las grandes potencias. En 1926, Zhou Enlai organiza la huelga general de Shanghái, participa en la Gran Marcha y funda el Ejército Rojo. Zhou fue un líder desprendido y leal que, ostentando una posición superior a Mao en la jerarquía del partido, delegó su apoyo para fortalecer su liderazgo.

Este hábil negociador hablaba un fluido francés, japonés e inglés, incluso en diciembre del 36 en el incidente de Xián logra salvar la vida de Chiang Kai shek su más encarnizado enemigo, secuestrado por generales del Ejército del Noreste que impulsaban la lucha contra el invasor japonés. Zhou logra la creación del frente nacional entre el Koumintang y el Partido Comunista contra la invasión japonesa.

En 1949, tras la fundación de la República Popular, Zhou asumió los cargos de primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores, participa en la Conferencia de Bandung en 1955, donde se funda el Movimiento de Países No Alineados. En 1958, cedió el puesto de ministro de Asuntos Exteriores a Chen Yi, manteniendo hasta su muerte el cargo de primer ministro.

Pero la historia de Zhou no se queda allí, su influencia en la política exterior fue vista como moderada y dialogante, mientras que en el plano interno fue impulsor de la recuperación económica, arruinada por décadas de guerra. En 1958, Mao Zedong lanzó el Gran Salto Adelante, Zhou sobrevive a la sinrazón de las políticas económicas fallidas como a la Revolución Cultural donde protegió a muchos líderes perseguidos.

Conocido por sus dotes diplomáticos, Zhou fue responsable de la reanudación de relaciones diplomáticas entre China y las potencias occidentales y en febrero de 1972 firma el Comunicado de Shanghai, que sentaba las bases para la normalización de las relaciones con EE. UU. En 1975, cuando la Revolución Cultural perdía su ímpetu ideológico, en su último discurso público, hizo un llamamiento a favor de las ‘Cuatro modernizaciones’ para resituar a China en la senda del crecimiento económico. En este llamado propone la apertura del mercado chino, propuesta que fue acogida años más tarde por quien fuera su viceprimer ministro, el reformista Deng Xiaoping.

Zhou Enlai fue con Mao parte de la dirección política de China y también de sus excesos. Sin embargo, con su estilo directo y su sencillez proverbial guiada por una inteligencia portentosa, sintetizó al hombre de Estado por excelencia, un líder cálido y accesible que entendió la naturaleza y los intereses más profundos de una sociedad convaleciente de las heridas que había dejado un feudalismo prolongado en el siglo XX.

En su trayectoria histórica, Zhou entendió muy bien el signo de los tiempos proyectándose como un maestro en el arte de moldear y encauzar el conflicto en arena de la negociación internacional en medio de la Guerra Fría entre Rusia y EE. UU. Supo conducir con Mao los destinos del país hasta ganarse el respeto de su pueblo y la admiración de la comunidad internacional.

En el libro ‘On China’, el ex secretario de Estado norteamericano, Henry Kissinger, describe la personalidad de Zhou Enlai: ‘No he conocido un personaje tan irresistible que cautivaba por su excepcional inteligencia y por la capacidad de intuir los imponderables de la psicología de sus contrincantes’.

Sobre su capacidad intelectual, Dag Hammarskjold, secretario general de la ONU, le calificó como el ‘mejor cerebro que he encontrado en el campo de la política exterior’. Zhou Enlai fue una personalidad carismática como diplomático, militar y político, que transitó por los periodos más críticos en la reunificación nacional, la fundación del Estado chino y su posicionamiento mundial de China.

China se caracterizó por la influencia del Sun Tzu y su Arte de la Guerra, la filosofía del buen gobierno y la armonía social de Confucio, el orden jerárquico y el pragmatismo, largos periodos de transición, la apertura obligada tras la Guerra del Opio y otros conflictos, la decadencia del imperio y la redención nacional de figuras emblemáticas como Sun Yat Sen, Chiang Kai shek, Mao Zedong, Zhou Enlai y Deng Xiao ping.

Hay muy pocas dimensiones de la vida pública moderna de China que no muestren la huella indeleble de Zhou Enlai, quien, con racionalidad, inteligencia táctica y lucidez de visión, legó al pueblo chino un ejemplo de vida cotidiana, disciplina partidaria, convicciones patrióticas y revolucionarias, cuyo valor más entrañable fue dignificar el sentimiento nacional chino.

ANALISTA INTERNACIONAL.

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