Decenas de famosos alabaron este lunes el estilo de los dandis negros y lucieron conjuntos de sastrería extravagantes en su honor en el preludio de la...

El ingreso de motorizados de la Policía Nacional al campus de la Universidad de Panamá (UP) no solo representa una abierta violación a la autonomía que reviste esta máxima casa de estudios superiores, sino también a la Constitución de la República. Si bien la Policía emitió un comunicado dando explicaciones sobre lo ocurrido, estas parecen agregar más sombras a un hecho que quedó plasmado en un video que claramente muestra su ingreso en la UP. Ciertamente, la fuerza pública debe velar por el libre tránsito y el orden, pero esto no es patente de corso para vulnerar garantías fundamentales y atentar contra principios democráticos. La irrupción con violencia en las universidades solo corresponde a una cultura de autoritarismo, a la cual no podemos permitirnos regresar otra vez. Al mismo tiempo, las autoridades de la UP están obligadas a cumplir con acabar con los infiltrados que manchan la legítima protesta universitaria; la rebeldía juvenil no puede ser truncada, pero tampoco es una justificación para actos vandálicos. La academia, abanderada por la UP, marchó esta semana en defensa de la autonomía y por la soberanía. Esa lección de civismo al país debe ser escuchada por el Gobierno, que tiene el poder y la responsabilidad de llamar a un diálogo nacional real que dé soluciones viables a esta espiral de descontento.