Así se vivió el emotivo funeral del papa Francisco. El evento reunió a mas de 200.000 personas en la Plaza San Pedro, con la presencia de 130 delegaciones...

Panamá y el mundo conmemoran el 1 de mayo como un día en el que se celebran las conquistas alcanzadas por los trabajadores, pero también una fecha en la que se exigen los derechos sociales y políticos, cada vez más reducidos y amenazados. Pese al entusiasmo oficialista de mayor crecimiento económico, las profundas desigualdades del país, hacen que esa riqueza no se traduzca en mejores condiciones de vida para la gente. Por el contrario, según datos oficiales, Panamá registra un incremento del desempleo y la informalidad, sin que exista desde el Gobierno una estrategia coherente de generación de empleos dignos. La ausencia de un diálogo realmente participativo por la reforma a la Caja de Seguro Social y la incapacidad de establecer las condiciones sociopolíticas para fomentar la actividad de la empresa privada en balance con el bienestar de los trabajadores, tiene como resultado las tensiones sociales que enfrentamos hoy. Panamá avanza poco a poco a una polarización que el Gobierno aún está a tiempo de frenar, pero no basado en la fuerza bruta y la descalificación, sino a través de la construcción de consensos con todas las fuerzas políticas. Es el momento de saldar la deuda con esa población que hace andar el país, en educación, vivienda, salud y trabajo decente; un trabajo mancomunado entre gobierno, empresa privada y trabajadores. Presidente Mulino, aún estamos a tiempo de que esa deuda se transforme en esperanza y no termine en descontento popular en las calles.